Si el año pasado fue para mí el del descubrimiento del minimalismo, este año estoy intentando incorporar a mi vida productos más sanos y naturales. Eso no significa que me vaya a convertir en vegana (me daría algo, pero os lo explico en otro momento), ni tampoco que de repente quiera seguir la corriente “zero waste” a rajatabla, pero sí estoy cambiando pequeñas rutinas y mejorándolas. El caso es que leyendo por ahí, descubrí todo lo que podía hacer el aceite de coco. Fui bastante reticente a comprar mi primer bote, pero ahora estoy encantada de la vida y creo que en mi casa no hay nada más versátil.
Para empezar os diré que el aceite de coco se puede utilizar tanto en cocina como en cosmética. También tiene usos en la limpieza de casa. A diferencia de otros aceites, incluido el de oliva, el aceite de coco resiste altísimas temperaturas sin perder sus propiedades, sin quemarse… lo que lo hace perfecto para freír alimentos. Está lleno de triglicéridos de cadena media, que son súper saludables, y también de ácido laúrico, que elimina las bacterias y los hongos. Casi nada. Yo no soy científica, pero os animo a que busquéis más información sobre los nutrientes de este aceite ;)
Una de las cosas que me pareció más curiosa cuando lo compré, es que el aceite de coco es sólido a temperatura ambiente (se vuelve líquido por encima de 25º), ¡y huele de maravilla! Inicialmente lo compré para hacer “oil pulling“, para mejorar mi salud buco dental y porque tenía curiosidad, pero ahora lo uso a diario para montones de cosas. Algo que quiero advertir antes de que vayáis a comprar un bote: el aceite de coco debe ser virgen y de extracción en frío, es muy importante. Si puede ser bio o eco, mejor. Lo podéis encontrar en cualquier tienda de productos ecológicos, en herbolarios, en la sección bio del súper… Yo compré este. El aceite de coco rinde muchísimo, con un poquito tendremos para mucho.
¿Para qué lo uso?
Como he dicho, lo compré para probar el oil pulling, que no es otra cosa que enjuagarse la boca con aceite, cada día, durante 15-20 minutos. Se supone que hacer estos enjuages mejora la salud de nuestra boca y dientes, aunque hay quién le atribuye a esta práctica muchos beneficios más. Yo como siempre, soy escéptica ante estas cosas. No puedo deciros que mi salud haya cambiado radicalmente, pero sí que es verdad que mis dientes están más limpios, suaves y blancos. Para mí, no compensa lo suficiente el resultado como para mantenerlo entre mis práticas diarias. ¡Ah! Y hacer estos enjuages no the exime de lavarte los dientes y de usar hilo dental.
Yo no cocino con aceite de coco, por falta de costumbre, pero sé que se puede usar en el café como sustitución saludable de la leche y la crema de leche. También lo podéis usar para sustituir el resto de aceites y la mantequilla.
En la limpieza sirve como limpiador de muebles de madera, limpiador de óxido y de grasa, ¡y también lo puedes utilizar para hidratar muebles de cuero! Yo lo uso en mis cuadernos para limpiarlos y nutrir la piel (para todo esto, aplica una pequeña cantidad con un paño suave y frota la superficie que quieras limpiar o hidratar).
Pero el uso que más me ha cautivado es el cosmético. Es simplemente maravilloso. ¿Sabes que puedes desmaquillarte y limpiarte la cara con aceite? Pues sí. Y da igual si tu piel es grasa, de hecho, mucho mejor. El aceite de coco elimina hasta el maquillaje waterproof. No irrita, no contiene químicos, deja la piel suave y previene y mejora el acné y los granitos. Para utilizarlo como limpiador sólo hay que masajear un poco sobre el rostro y después retirarlo con discos de algodón o con una toalla facial de tela. No es necesario lavar con agua, y la piel queda perfecta. Desde que lo descubrí, os juro que estoy deseando que llegue la hora de limpiarme la cara cada noche, es maravilloso.
También se puede usar para hidratar el pelo, como base para hacer jabón, como hidratante labial… Y se puede combinar con aceites esenciales. Si tienes mascota puedes dárselo como premio para que tenga el pelo brillante, y usarlo para limpiar sus oídos, para hidratarle las almohadillas de las patas, etc.
En fin, podría pasarme horas contándoos todo lo que se puede hacer con él. Por supuesto, no todo funcionará de la misma forma en todo el mundo, pero merece la pena probarlo. Ya os he dicho que yo lo uso para casi todo y aún no he conseguido gastar el primer bote, así que también compensa en lo económico. Si tenéis curiosidad por ver más usos y aplicaciones, aquí os dejo una extensa lista.
Lo siguiente que me gustaría empezar a hacer es mi propia pasta de dientes y el desodorante, creo que ambas cosas se pueden hacer de manera mucho más natural que las fórmulas compradas. Si conocéis alguna página fiable o receta, os agradecería mucho que la compartierais conmigo. No sabéis lo feliz que me hace poder sacarle tanto partido a algo :D
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