Llevo tiempo queriendo escribir esta entrada, pero confieso que me daba pereza. Si pretendía hacerlo medio en condiciones antes debía recopilar y ordenar datos, no podía ponerme a hablar del tema desde mi ignorancia. Esta tarde no era mi intención sentarme a escribir el post, pero he encontrado una página que me ha facilitado bastante las cosas, así que aquí va un resumen.
Los aceites vegetales se pueden usar puros, unas gotas bastan, aunque otra opción es combinarlos con la crema de tratamiento habitual o con gel de aloe vera. Otra alternativa es aplicarlos como limpiadores y retirarlos después con un paño de microfibra humedecido en agua templada. No hay que confundirlos con los aceites esenciales o aromáticos, la mayoría extraídos de especias, cítricos y hierbas, muy usados en perfumería y aromaterapia y tan intensos que solo se precisan unas gotas. El uso cosmético de estos últimos ha de ser siempre en combinación porque, por sí solos, son irritantes.
Antes de usar aceites cosméticos hay que tener algunos factores en cuenta, sobre todo cuando la piel es sensible o se tienen antecedentes de acné. Es por ese motivo por lo que la composición en ácidos grasos es importante, no conviene abusar de las grasas ricas en ácido oleico (omega9) en las pieles acneicas, pero tampoco es un componente a desdeñar porque su capacidad de penetración es más alta, si la piel es seca hay que buscar un equilibrio entre la composición de ácido oleico/linoleico (omega6). Otro factor a tener en cuenta en caso de acné es el riesgo comedogénico, según la capacidad de cada aceite para obstruir los poros. Parece una aberración usar aceites en el acné, pero no hay que olvidar que, con frecuencia, son pieles maltratadas y la irritación agrava aún más el problema; es una piel que precisa cuidados especiales, se necesita regular la secreción de grasa, pero muchos tratamientos son tan agresivos que provocan un efecto rebote indeseado. En el acné hay un desequilibrio entre la secreción de ácido oleico y linoleico a favor de del primero por lo que un aceite podría compensar el problema. Lo difícil es averiguar cuál sería el mejor en cada caso.
En caso de pieles acneicas los aceites más adecuados serían el de semilla de cáñamo en pieles grasas y sensibles, que junto con el de semilla de uva (con vitamina E) es uno de los aceites más ricos en ácido linoleico y sin potencial comedogénico. Aclarar que el aceite de cáñamo no contiene cannabinoides (que se extraen de las flores), es delicado, se estropea con facilidad y conviene guardarlo en nevera (o añadirle un poco de vitamina E para prolongar su vida). Si la piel es seca se prefiere el aceite de argán, que contiene una proporción equilibrada de ácido oleico y linoleico, pero no obstruye los poros y no provoca granos. Otra buena opción es el aceite de higo chumbo en pieles mixtas o sensibles, también útil para ojeras, y en pieles muy, muy secas se recomienda la manteca de karité porque, a pesar de su densidad, su índice comedogénico es nulo.
No todos los denominados aceites son tales, el de jojoba, por citar uno de los más frecuentes, es en realidad una cera, y su contenido en ácidos grasos es bajo, es también lo más parecido a la grasa que la piel produce naturalmente por lo que es ligero, bien tolerado y no comedogénico. Se indica en acné porque su uso habitual regula la secreción grasa de la piel, aunque no a todo el mundo le va bien. También es un buen aceite para el pelo. En ese caso hay que poner solo unas gotas o no hay quien lo quite, yo prefiero untarlo antes de lavarlo, a modo de mascarilla, en el cabello húmedo, y me gusta mezclarlo con miel, que además ayuda a limpiarlo. El aceite de ricino se aconseja para el pelo, las cejas y las pestañas, aunque conviene suavizarlo con otros aceites más ligeros, como el de argán, porque es muy denso. Otros aceites que se recomiendan para uso capilar son el de coco, el de argán y el de cáñamo. Un truco cuando el pelo se queda un poco más graso, sobre todo en las raíces, es frotar agua micelar. Este también es un buen método para prolongar 1 o 2 días el tiempo entre lavados, da textura sin apelmazar y en el caso de cabellos rizados ayuda a recuperar el rizo (algo que no consigue el champú en seco). Los sprays de aguas termales también aportan textura y no ensucian el pelo como las lacas y las espumas.
El aceite de oliva y el de coco contienen gran cantidad de ácido oleico por lo que se recomiendan en pieles secas, pero no con acné, especialmente el de coco que tiene un alto índice comedogénico. Ambos me encantan para los pies, me los embadurno bien y los envuelvo en papel film de cocina que sujeto con unos calcetines hasta retirarlo en la ducha. El aceite de almendras es denso, rico en oleico, está indicado en pieles secas y sensibles o en masajes corporales. El aceite de aguacate también es rico en oleico, aporta firmeza y es un estupendo antiarrugas, algunas cremas de ojos con buena fama, como la de Kiehl's, contienen este aceite. Otros buenos aceites, pero no para todas las pieles, son el de linaza (útil en caso de eccema, con poco oléico y más linolénico, omega 3, que linoléico) y el de marula (muy hidratante y nutritivo porque contiene más oleico). Ambos poseen capacidad comedogénica, el linolénico también obstruye los poros, así que hay que tener cierto cuidado, aunque cada piel reacciona de distinta manera. Estos dos últimos aceites se encuentran entre mis favoritos, no me irritan la piel sino que la calman al momento y el de linaza es de tacto seco, de hecho me ha sorprendido que se encuentre entre los peligrosos para el acné, desconocía lo de la comegenicidad del linolénico.
El aceite de rosa mosqueta posee propiedades cicatrizantes e incluso hay un preparado en parafarmacia, Repavar, al que le han añadido factores de crecimiento para potenciar esa característica. El aceite puro se puede usar como enjuague en heridas bucales y como coadyuvante en el tratamiento de la gingivitis. No es tóxico y no pasa nada si se traga. En el caso de los sangrados leves y repetidos de nariz funciona bien como preventivo. El aceite de tamanu es más denso, pero comparte efecto cicatrizante con el de rosa mosqueta y al parecer va especialmente bien en aplicación local en cicatrices de acné. El aceite de borraja contiene ácido Gammalinolénico con cualidades antiinflamatorias y se usa en pieles secas con problemas, como la psoriasis. También para pieles sensibles y con dermatitis o rosacea se cuentan el aceite de grosella y el de comino negro, el primero algo más denso pero agradable y bien tolerado. El aceite de frambuesa es rico en vitamina A, regenerante y antiarrugas, y además su nivel de protección solar equivaldría a un factor 8. La Vitamina A, junto con la K, la C y la E están presente en el aceite de espino amarillo, un aceite anaranjado, calmante, que se emplea para curar heridas e incluso proteger de la irradiación. Otros aceites con protección solar natural serían el de baobab, antiarrugas y antiestrías, y el de salvado de arroz, antiarrugas. Todos los aceites de este párrafo poseen una baja comedogenicidad.
Tengo la sensación de que hay aceites de casi todo, incluso de semillas que no sabía que existían, si en los comentarios alguien quiere aportar su sabiduría al respecto, es bienvenido. No he encontrado aceite de plátano, con lo bien que va frotar el interior de la cáscara para calmar la piel. Las firmas de lujo han visto un filón en estos productos y algunas combinan varios aceites a precio de metales preciosos, es interesante leer la composición para hacerse una idea del coste. Además de mucho más barato, me parece más interesante jugar a los boticarios y, con un frasco de cristal y un cuentagotas, preparar una mezcla personalizada.