Con la resistencia viene la persistencia de un mal o de una emoción negativa que quizás esté afectándote mucho. Cuando hablo de resistencia me refiero a que cada emoción que no se expresa, que no se analiza, que no se abraza, sigue allí incrustada como si esperara algo de nosotros.
Pasa mucho con las rabias o resentimientos; son emociones muy fuertes que van creciendo si no las tratamos a tiempo. Cuando una persona está resentida por un mal que le hicieron siempre anda de mal humor, porque vive en el pasado, pensando en ese daño que le provocaron y no puede quitarse de la mente el deseo quizás de venganza o de otro modo se siente humillada, maltratada, herida.
Es uno de los sentimientos que más daño hace, no solo al cuerpo emocional o mental, sino también al físico. Un maestro oriental me decía: no te resistas a esas emociones, déjalas entrar, háblales, dile que eso no eres tú y despídelas con una sonrisa, porque esa emoción no es tuya, no te pertenece, suéltala y déjala ir junto a los demás pensamientos, solo así encontrarás de nuevo la paz.
Muchas personas no se hacen responsables de sus actos, entonces tú no tienes por qué otorgarles el poder de hacerte sentir mal, no estás obligado a llevar esa carga porque sus actos son suyos, no tuyos, por tanto no fuiste el responsable de lo malo, solo de cómo estás reaccionando a esa situación. Deja ir todo resentimiento y toda rabia que te han causado, ya sea de tu pasado reciente o en tu niñez, no trates de comprender tanto, solo siente y suelta, haciéndote consciente de ese acto, así podrás fluir de nuevo con la vida sin tantas ataduras.
Hasta la próxima publicación…
Zuluan Orion