
Seamos razonables: una alimentación responsable que se inspire en la base de una dieta equilibrada, no va a conducirnos a gozar de un cuerpo escultural. Nuestras características morfológicas no se van a modificar radicalmente por pasarnos las horas en el gimnasio o por acatar una dieta hipocalórica rigurosa. Si un individuo es bajito en relación con la estatura media de la población , por mucho que aumente su masa muscular a base de ejercicio, seguirá siendo bajito. Y si una es ancha de caderas, por muy delgada que se proponga estar, la distancia entre sus caderas va a seguir siendo la misma.

No olvidemos que los hábitos saludables van encaminados a disfrutar de una buena salud. Ciertamente, un cuerpo bien alimentado, no ofrecerá el aspecto poco favorecedor de alguien con sobrepeso. La estética por tanto, es otra recompensa que se añade a una correcta nutrición; pero aceptémonos como somos: la elasticidad de nuestros tejidos no es la misma a los veinte que a los cincuenta y nuestro esqueleto es el que es y no vamos a conseguir modelarlo en una bicicleta estática..Al final, nuestro bienestar dependerá en mayor medida de la consecución de metas razonables que de la frustración derivada de objetivos imposibles.
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