Se escucha media historia y se lanza sobre su más cercano y más querido vecino, contándole una historia y media. En conjunto, un mero cuento.
Deberíamos hacer como aquellos tres monos prudentes: no ver nada malo; no escuchar nada malo y no decir nada malo.
Como la lechuza sabia, que cree que el que habla
Muchas personas, charlan, sueltan tonterías, vaguedades, incoherencias, pura discordancia.
Cuando se habla, no se aprende. Y si no se aprende, le será preciso aprender.
Lo mejor, pegarse una cinta adhesiva en los labios y conservar bien abiertos los oidos.