Hace unos años publiqué aquí mismo un texto sobre el plagio académico, que encuentro citado en un esclarecedor reportaje de algunos colegas, del que más abajo reproduzco (espero no sea visto como plagio) los párrafos iniciales.
En aquello publicado aquí hace siete años, venía a decir como síntesis positiva de lo escrito -sin ironía- que "es bueno que los estudiantes aprendan a citar todas las fuentes que manejan".
Como veo que en estos momentos y en Twitter hay en marcha un saludable diálogo con el hastag #copiapega , al que no tengo tiempo de sumarme, añado esta anotación en el blog, porque entiendo que es asunto de envergadura y que somos muchos los que tenemos experiencia de que es muy fácil copiar, cortar y pegar, cambiando algunas frases iniciales y finales, largos párrafos de textos que están en la red. Y es relativamente fácil hacer pasar por trabajo propio la producción ajena.
Cosa que es mala para quien lo hace, y también mala para quien ha de valorar y corregir esos trabajos escritos.
En el primer caso, porque un estudiante puede aprender sin darse cuenta a robar saber y trabajo ajeno, a mentir y engañar acerca de su saber y de su saber hacer.
En el segundo porque un profesor -sospechando y medio sabiendo que tal cosa puede suceder- comienza a desconfiar de sus estudiantes.
Malo para todos... También, porque los estudiantes de hoy son los profesionales de mañana.
Plagiar es robar
Alberto N. García, Jordi Rodríguez Virgili, Ana Azurmendi y Mª Pilar Martínez-Costa analizan el problema del plagio en el ámbito académico y explican cómo evitarlo
Plagiar es robar. El plagio es un robo intelectual que es considerado como delito. Y el problema es internacional. Hace dos meses, en Alemania, el plagio se llevó por delante a la ministra de Educación, quien dimitió tras perder su título de doctora por haber plagiado en su tesis. En Estados Unidos, el plagio cometido por un alumno puede suponer su expulsión inmediata de la universidad.
¿Y en España? Existe la sensación de que hay cierta permisividad con este asunto. Cuatro profesores de fcom ponen las cartas encima de la mesa para abordar el tema y reflexionar sobre este problema, muy presente en el ámbito académico.
La cita, imprescindible en un ensayo
Plagiar, según la RAE, significa “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”. Para reflejar ideas en la elaboración de trabajos es necesario citar el autor y así evitar el plagio. En este sentido, Alberto Nahum García, profesor de Comunicación Audiovisual, advierte de la importancia de citar. “Hay fórmulas muy simples para atribuir: nota al pie, comillas, y el confróntese (parafrasear)”, indica.
El profesor de Instituciones Jurídico-Políticas Contemporáneas Jordi Rodríguez Virgili habla de la riqueza que pueden aportar las citas en los trabajos: “Citar es positivo. Usar mucha bibliografía y citar a mucha gente es síntoma de que has trabajado”. Ana Azurmendi, profesora del Derecho de la Comunicación, también apuesta por la cita textual como elemento importante de un trabajo. “Hay una manera de utilizar la obra de otro beneficiándote sin que sea plagio, y es la cita. La cita en un trabajo de investigación es imprescindible”, indica.
Sobre esta idea de la cita correcta frente al plagio ha escrito Juan José García Noblejas, exprofesor de Epistemología de la Comunicación en fcom.
(sigue...)