Revista Viajes

Acércate a Combarro

Por Tienesplaneshoy @Tienesplaneshoy
Hoy nos acercamos a uno de los pueblos más pintorescos de las Rías Bajas (Rias Baixas) en Pontevedra (Galicia): Combarro.
Combarro
Sin lugar a dudas, es con diferencia uno de los destinos más populares de la zona, un rincón que no debéis perderos si vuestro destino está cerca.
El perfil arquitectónico de esta localidad es la Galicia de siempre, de tradiciones, de mar.... En los años 70, ya fue reconocida su belleza considerándolo Conjunto Histórico Artístico.
Combarro
Perfila la costa una hilera de hórreos protagonistas del pueblo, todos ellos ocupan la primera línea en la Ría de Pontevedra, dicen que unos 30, más o menos, y a parte otros tantos se reparten por el interior.
Combarro
Aprovechando la estructura de granito que regaló la naturaleza y, con el fin de dejar todo el espacio de tierras cultivable libre, se construyen los hórreos y las casas sobre la piedra.
Combarro
El hórreo es una edificación propia del norte de España (también Portugal), principalmente, de Asturias y Galicia, aunque se puede encontrar en otras comunidades de forma más aislada. En el caso de Galicia, son rectangulares y pueden ser de madera, de piedra o ladrillo. En su interior se guardaba el grano y alimento para preservarlo de la humedad y pequeños roedores.
Acércate a Combarro
En Combarro, cuando llegas, te sorprende ver todos los hórreos tan juntos y bien conservados, encarando al agua de la ría. Allí también los conocen como pelleiras, dado que años atrás estaban cubiertos por paja.
CombarroExiste un aparcamiento al lado del puerto deportivo donde podréis estacionar. En temporada alta puede estar un poco complicado, pero con un poquito de paciencia se consigue. Es lo más recomendable, dado que desde allí os sumergiréis en callejuelas estrechas de piedra donde no tiene cabida nada más que el paseo…
Combarro
La Plaza Peirao da Chousa de Combarro será lo primero que os encontréis desde el aparcamiento. Esa plaza, años atrás, era una playa. Ahora, está convertido en una especie de embarcadero donde descansa alguna barca marinera que impregna el rincón de un aire casi poético. Por otro lado, en verano esta plaza es un hervidero de gente, se instalan atracciones infantiles y el ambiente está muy animado.
CombarroCombarro
Siguiendo el margen de la ría, os adentraréis en el casco de Combarro a través de la Rua do Mar. Unas escaleritas que suben y luego bajan abrirán las puertas de esta parroquia que pertenece al municipio de Poio. Los hórreos alineados de los que os hablábamos protagonizarán el paseo. Muchas de estas construcciones están utilizadas actualmente como servicios de restauración, ofreciéndote a parte de buen marisco, unas excepcionales vistas desde sus terrazas, entre hórreos y olor a sal.
Combarro
La callejuela estrecha de piedra huele a pescado recién hecho, a marisco, y entre sus comercios asoman tiendas de licores y bebidas caseras de tradición propia que se exponen en la calle, entre otros, dándole un toque de color.
CombarroCombarro
Cuando finalizas ese trayecto llegas a la pequeña playa de Combarro. Una playa coqueta que no tendría una función típica de sombrilla y toalla, sino más bien, pide sentarte y observar la otra vista de Combarro. Si me ponéis, quizá, desde allí es desde donde se tenga la vista más encantadora, la panorámica más bucólica del lugar.
Combarro
Nosotros nos subimos a la piedra lateral. La playa está limitada por uno de sus márgenes por el granito del que os hablábamos, sobre él están las casas construidas, vamos lo que sería salida directa al mar desde una ligera altura. Las casas lindan con la costa, las puertas salen directamente a un pequeño espacio desde donde sus habitantes, por el estrecho caminito se tienen que ir aproximando a la orilla. En nuestra estancia nos sentamos ahí, a escuchar y oler Combarro.
Combarro
Pasamos un largo rato de una tarde de agosto, un poquito calurosa, engatusados por la imagen. Hasta que un vecino salió justo donde estábamos nosotros. Era su último día allí… y estaba nostálgico. Había alquilado una de esas casas que durante minutos habíamos estado mirando y en las que nos habíamos imaginado desayunando, o tomándonos una copita en su jardincito por la noche. Él lo había hecho y nos contaba, con pena, cómo se había puesto de marisco hasta arriba, como había disfrutado del idílico paraje, y el por qué no lo alargaba un poco más… Por suerte nosotros estábamos recién llegados con muchos planes y días por delante y, gracias a eso, se nos evaporó un poco la envidia insana que nos había dado la ubicación de su alojamiento de verano…
CombarroCombarro
Combarro es un ejemplo perfecto de arquitectura popular gallega en un pueblo de naturaleza marinera y agricultora. De hecho, además de hórreos, podéis encontrar las tradicionales viviendas marineras (mariñeiras). En los bajos de las mismas se guardaban los aparejos, alimentos y demás, y en la planta superior se encontraba lo que es la vivienda. La calle paralela a la que da al mar hacia el interior, es un ejemplo claro de las mismas, encontraréis muchas viviendas soportaladas perfectamente alineadas, que también miran al mar... Esa misma calle lleva a la Iglesia de San Roque.
Combarro
Y a parte de hórreos y de casitas marineras, en Combarro os encontraréis con muchos cruceiros. En general en Galicia es fácil encontrarlos. Forma parte de su legado cultural, ya que con ellos se pretende proteger de ánimas vagantes nocturnas que pudieran habitar el lugar. Dicen que los cruceiros de Combarro tienen la peculiaridad de que en ellos la Virgen siempre mira al mar y el Cristo a la tierra. En el lugar que hoy nos ocupa se pueden encontrar seis, siempre ubicados en el cruce de caminos.
CombarroCombarro
Combarro fue la primera parada en nuestras pasadas vacaciones de Galicia, y cuando decimos primera, es que salimos de Madrid y fuimos directos allí. Cuando llegamos al mediodía, esperando abrir la puerta y que soplara la brisa fresca gallega, nos esperaba un sol que deslumbraba cada esquina y unos 33 grados. A las 5 de la tarde lo recorrimos y, la verdad, que a pesar de que era pronto, que hacía calor, que veníamos de viaje, que todo eran luces y sombras, vimos la belleza del lugar.
Combarro
Y unos días después decidimos que teníamos que volver a cenar y aprovechar una tarde. Necesitabamos más de Combarro, sentarnos de nuevo a disfrutarlo, pasearlo, olerlo… a pasar una de esas noches de verano con las que uno sueña vivir en sus vacaciones…
Si tienes la oportunidad, no lo dejes escapar ¡Acércate a Combarro!
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