Le atribuyen a Victoria Adams, la Spice Girl esposa del futbolista David Beckham, haber afirmado que España huele a ajo, algo que suena a bulo para meterla en una pelea de cotillas de Tele5, en la que ella no entró.
De haber hecho comentarios sobre los perfumes españoles no hablaría del ajo, sino el ácido úrico.
Los independentistas de Cataluña, Galicia o Euskadi no pueden separarse del resto de España alegando diferencias culturales: están indisolublemente unidas a ella en ese efluvio procedente de los lugares públicos de intimidad aliviadora, especialmente en verano.
Quien llega a España desde el exterior por tierra, mar o aire lo primero que detecta su abundancia de nitrógeno metabolizado.
En gasolineras, cafeterías, en restaurantes incluso de cierto tono, el ácido úrico nacional lo impregna todo.
El personal que trabaja allí, en el lugar de envolverse en batas, mascarillas, guantes y lejías para desodorizar los mal llamados inodoros, permanece con los brazos cruzados cultivando el aroma nacional.
España es la tierra de aquél hombre que denunció a un cirujano que había ordenado bañar a su pestilente señora para operarla: le había quitado “el olor a mujer”.
El turismo nórdico obligó a la hostelería española a hacerse más higiénica, tanto, que llegó a ser la mayor consumidora de jabón de Europa, cuando no mucho antes medio país carecía de agua corriente.
Cuando empezaron a llegar aquí las multinacionales de la comida rápida se entraba en sus servicios higiénicos y parecían quirófanos.
Pero enseguida esos higienistas se españolizaron contagiándose de los “perjúmenes” nacionales, y comenzaron a dejar por cualquier parte su ácido úrico. Incluyendo a los purísimos peregrinos del Papa.
Hoy, los servicios higiénicos de los países nórdicos ya huelen a España: imperiales, hemos enviado de Reconquista a los Tercios de Flandes, porque España es la reserva espiritual del ácido úrico, aunque Grecia o Italia quieran privarla de ese honor.
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SALAS. Su humor intemporal y polivalente permite muchas interpretaciones. Por ejemplo, esta viñeta podría enseñar dos gabinetes privados para el ácido úrico.
Y esta, la exportación de la urea española.