A los biólogos suele entrarnos picor por todo el cuerpo cuando vemos la alegría con la que ciertos términos son mal empleados. Tampoco nos gusta que se haga pasar por ciencia lo que no es ciencia, o que la gente crea que ser biólogo es sinónimo de ser hippie, vegano o animalista. Me he dado cuenta a través de las redes sociales de la confusión que reina en la sociedad respecto a todo esto, y por extensión también en ciertas librerías (cuyos empleados y jefes son parte de la sociedad que no tiene claros estos términos) he visto cierto desorden. Lo deseable sería que esta entrada la leyeran algunos encargados de Casa del Libro, FNAC, Beta…pero bueno, yo la escribo y si sirve para algo algún día yo que me alegro. Que conste que llevo muchos años siendo cliente de estos establecimientos y hoy escribo como cliente que tiene sugerencias y quejas.
Veamos a ver si me aclaro por dónde empezar. Suelo frecuentar librerías, aunque casi nunca puedo comprar libros me gusta verlos y pensar los que me compraré el día que tenga trabajo. Habitualmente suelo ir a la zona de ciencias, divulgación y naturaleza , simplemente por curiosidad, por ver lo que tienen a la venta, si hay gente parándose a ver esos libros o qué autores son los que aparecen en esas estanterías.
Imagino que lo que tienen es lo que venden, no los culpo por ello, tienen que obtener ganancias y punto,pero para empezar debo decir que duele, y mucho, que las pseudociencias, el esoterismo, Iker Jiménez y otros tantos de su estilo acaparen numerosas estanterías, más que otros temas más serios.
Pero hoy he venido a hablar de ciencia. Debo decir que de las librerías que tengo más a mano la que tiene más libros de estos temas es Casa del libro, establecimiento donde en ciertas épocas tenían prácticamente todo de Carl Sagan, Stephen Jay Gould, Richard Dawkins, bastantes libros clásicos de Darwin, casi todo de la divulgación surgida a partir del mundo bloguero patrio y libros, en general, de lo mejor.
Todo estaría bien, pero habrán notado que mi entrada de hoy va más de criticar que de alabar, así que voy a meterme en faena.
Uno observa libros de los autores mencionados arriba, va mirando estante tras estante babeando, y de repente… ¿Punset? Eso duele. He leído algún libro de Punset y eso no es divulgación científica, es pseudociencia, y es usar terminología sofisticada para creer que por ello sus ideas van a tener razón aunque diga memeces sin base. Por mucho que algunos lo crean, Punset a mi juicio no deberia estar en esa parte, ponedlo en los estantes de Iker Jiménez aunque pasen a ser más grandes aún, ahí entre los libros de memoria del agua y homeopatía.
Bueno, ya uno va con mal sabor de boca por ver que esto se repite en todas las librerías, pero veamos esa estantería que pone “ecología” a ver si recupero el aliento. ¿Ecología? Apenas un libro es de ecología, los que hay son de ecologismo, además tratando temas que más bien deberían ir en los estantes de filosofía o ideologías, y otros también a pseudociencia. Abundan libros de dietas en las que solo se pueden comer alimentos vegetales que ya estén muertos porque las plantas también tienen sentimientos y se coges fruta del árbol estás haciendo daño, libros de animalismo, venganzas de Gaia y cosas por el estilo.
Ecología puede ser uno de los términos peor usados por los medios en nuestra vida diaria. La ecología es una ciencia que, por dar una definición de andar por casa, estudia los seres vivos y las interaccione entre estos o entre estos y el ambiente. Ecologismo es un movimiento social de defensa de la naturaleza (aunque cada vez se ven cosas más raras, otro día me desahogaré sobre eso). Un ecólogo puede ser ecologista si ello va con sus principios, pero un ecologista no ha de ser ecólogo, ni siquiera ha de tener amplios conocimientos ni trabajar en medio ambiente ni nada, ecologista es usted, sus vecinos, sus primos, los que reciclan, los que no quieren que talen un bosque, los que no quieren que construyan un hotel en unas dunas protegidas, pero lo dicho, no es ecología -ciencia-, es una forma de ser y de entender cómo ha de funcionar la sociedad y su relación con el medio.
Hay magníficos libros de ecología, hay preciosos libros de naturaleza para naturalistas, prácticos libros ecologistas o que indican cómo vivir en un contexto de cambio climático, cómo contaminar menos modificando cosas de nuestro hogar o cosas así. Pero no mezcléis cosas y pongáis ideologías y filosofías en la zona de la librería en la que hay libros de geología, ingeniería, astronomía, biología,etc. Del mismo modo que la astrología no la ponéis donde la astronomía, o eso espero.
Por último, otra estantería contiene una etiqueta que pone animales y plantas. Mira que hay hermosas obras de animales y plantas, guías de todo tipo, libros para no iniciados, libros para el regocijo de los amantes de la naturaleza (sólo tenéis que echar un vistazo a lo que publica Tundra ediciones por ejemplo), pero algo que siempre he visto en casi todas las librerías en las que he estado es que casi todo lo que hay en esas estanterías son libros de huertos ecológicos y de perros (en Andalucía también muchos de caballos), por no hablar de libros de fotos de cachorritos. Por suerte también hay algunas guías y libros interesantes, pero podría haber más, yo creo que hoy en día ya hay suficiente afición por la naturaleza en multitud de variantes como para ofertar más sobre ello, y aparte vivimos en una tierra llena de naturaleza, por lo que al menos podría haber libros de Doñana (que existen y son bastante interesantes) o de temas similares.
Pues nada, ese ha sido mi pequeño desahogo de comienzos de agosto. A ver si algún día veo en las librerías muchos libros de ciencia y de cultura en general, y menos de chorradas que hacen más mal que bien.