Publicado en ValenciaOberta.es
Todos sabemos de sobra, que Oltra, Ribó y sus chicos, rescatan personas. Lo de colocar familiares y amigos a golpe digital da perfecta fe de ello. Gastarse 70.000 euros del presupuesto en actos de partido, querer reabrir RTVV – para mejorar la imagen del Presidente que ellos apoyan, Ximo Puig, según confesaban los propios correligionarios del Molt Honorable de aquí – o la colección de esperpentos que montan en relación a cualquier actividad festiva, religiosa o no, solo son piedras en el camino. Se apartan de la opinión pública con un baño y masaje en La Sexta o algún otro medio afín y a otra cosa.
Conste que a mí donde nazca cada cual me parece un hecho meramente casual. Nada causal. Las causas de lo que cada cual haga empiezan justo después del parto, genética aparte. Uno puede empezar a tener las entendederas sobre los hombros en algún lugar muy alejado del que le vio nacer. Dicho esto, se me tuerce la boca, en una sonrisa ladeada cuando pienso que la de Neuss y el de Manresa han querido emular, exageradamente a los que somos de la terreta y se han pasado de frenada. Me vienen a la cabeza esos charnegos de segunda generación, garcías o rufianes, desaforados separatistas. Esos ultrassur de Albacete o de Logroño, cuyas ciudades vieron mejores tiempos futbolísticos. Esa tipología tan extendida, en definitiva, de aquel que se une a una causa que no le toca por cuna y, para demostrar su afección, es el más radical, convencido y activo de los activistas.
Ha sido Mónica Oltra, la que se ha puesto la gorra de Consellera, una de las que tiene, y ha presentado un proyecto de ley de esos que paga ella. La Renta Valenciana de Inclusión podrá ser indefinida y no hará falta ser residente para solicitarla. No sé cómo acabará la redacción de la tal ley, pero desde luego que a mí, las gónadas me piden acabarla con y tots tranquils, que açò ho pague jo. Los de Compromís, para que no les tachen de catalanes, que tienen fama de rácanos, parece que quieren ser más valencianos que nadie y tirar de fanfarronada.
Alguien deberá explicar en qué condiciones se concede este maná. Con cargo a qué partidas. Yo explicaré que el Estado del Bienestar es incompatible con esta política de fronteras abiertas – en realidad el Estado del Bienestar es una Gran Estafa, pero bueno, por aquello de ir poco a poco. Le explicaré a la señora Oltra, que ejerce de podemita local, cuantas veces sea necesario, que se ha pasado de frenada. Que no pagará ella. Que pagaré yo. Y usted. Y recordaré que está muy bien eso de rescatar personas. No autopistas, ni cajas que es lo contrario a lo que yo defiendo. Lo contrario a la Libertad. Los libertarios defendemos rescatar personas, como no. Pero que rescatar personas no es ponerlas en un pesebre a chupar de la teta de MamaConselleriaD’Igualtat. Primero porque eso no es rescatar, eso es crear redes clientelares, como hacía Don Vito, que te adelantaba el favor, segundo porque conforme lo pintan, así en frio y sin restricción, efecto llamada sería una forma suave de expresar lo que se nos vendría encima y tercero, porque, Señora Oltra, això no ho paga vosté, lo que significa que, cualquier contribuyente, de esos que llama ricos, se irá a cotizar a Cuenca o a Baleares, o a su querida Cataluña independiente, si le guindan menos que usted, y como pasa tantas veces la recaudación se irá a pique.
Por cierto, sumen las tres razones, pónganse en lo peor y piensen en las batallas campales que se podrían formar entre los que sí han cobrado la rentita, básicamente porque así deben favores, repartiendo leña contra la cola de los que van a protestar por no cobrar la rentita, porque les tocaba pero no llegaba, y se les ocurrió hacer un poco de ruido. Así funciona Venezuela. Menos mal que España no es Venezuela. Aunque, hace 20 años, Venezuela tampoco era Venezuela, era otra cosa. Yo con estas cosas tiemblo. Sonrío. Pero tiemblo.
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