«Camina por esta hermosa senda de la presencia de Dios donde el alma va ‘sola con el Uno’ » Último Retiro 1 23). Estas luminosas palabras de Santa Isabel de la Trinidad (1880-1906) son el pórtico de entrada de nuestro retiro de Adviento en nuestro camino a Belén, en nuestra preparación a la solemnidad de la Navidad. Belén es el lugar del nacimiento del Salvador en nuestra carne, donde el Hijo de Dios se hizo presente en nuestra tierra y en nuestra humanidad, para que pudiéramos encontrarlo allí. Esta presencia de Dios en nuestro mundo no se realiza sólo en un momento concreto hace dos milenios, ni sólo en un lugar, el de la vida terrenal de Cristo Jesús. Desde entonces, es en cada lugar y en todo momento, aquí y ahora, que Dios nos llama a encontrarnos con Él, a descubrir que Él está presente en nosotros y en medio de nosotros. Al caminar hacia Belén, lugar de la presencia del Hijo de Dios, un niño recién nacido en el Pesebre, descubrimos que Dios nos llama a acoger su presencia en cada momento de nuestra vida.
Vivir en la presencia de Dios es el corazón ardiente de la espiritualidad del Carmelo. Es la gracia que sus miembros se esfuerzan por acoger cada día, es la vocación cuya llama desean transmitir a todos. Cuando San Alberto de Jerusalén (c. 1150-1214) dio una fórmula de vida a nuestros primeros hermanos, ermitaños que vivían en el Monte Carmelo en Tierra Santa, expresó así cuál era su vocación en la Iglesia: « Meditar día y noche la ley del Señor y velar en oración ». Estas palabras siguen siendo hoy el precepto central de la Regla del Carmelo.
Ya el Patriarca del Carmelo, el Santo Profeta Elías, exclamó en el Antiguo Testamento: « Él está vivo, el Señor, el Dios de Israel en cuya presencia estoy » (1 Reyes 17:1). Esta es su primera palabra que proclama como lema. La Biblia no nos dice mucho acerca de los orígenes de Elías, pero su conciencia de vivir en la presencia de Dios es de alguna manera su tarjeta de identidad. Mucho después de Elías, en los albores de la Nueva Alianza, fue Zacarías, el padre de San Juan Bautista, quien se regocijó de alegría al acercarse la venida del Mesías, cantando: « Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo (…) para que podamos servirle en justicia y santidad, en su presencia todos nuestros días » (Lc 1, 68, 75). Toda revelación bíblica es una gran llamada a acoger la presencia de Dios en nuestra humanidad. Y, nosotros que nos estamos preparando para celebrar la Navidad, ¿cuál sería el propósito de recordar la venida del Hijo de Dios en nuestra carne hace 2000 años, si no renovamos su presencia en nuestras vidas hoy? Como dijo un místico del siglo XVII, Angelus Silesius: « Aunque hubiera nacido Cristo mil veces en Belén, si no nace en ti, nace en vano ».
Durante este retiro de Adviento, os proponemos que nos reunamos en torno a la escuela de espiritualidad del Carmelo para acoger la presencia de Dios en nuestras vidas. Cada viernes recibiremos una meditación basada en los textos bíblicos de la liturgia de la Misa del siguiente Domingo de Adviento. Cada una de estas meditaciones será iluminada por la enseñanza de un santo carmelita, e incluirá vías para poner en práctica esta enseñanza durante la semana siguiente. Esta será la ruta que recorreremos:
- Viernes 25 de noviembre: para el 1er Domingo de Adviento: guiado por Santa Teresa de Ávila, VELA en espera de Aquel que viene.
- Viernes 2 de diciembre: para el 2º domingo de Adviento: estimulados por San Juan de la Cruz, CONVIRTÁMONOS para acoger a Aquel que viene.
- Viernes 9 de diciembre: para el 3er domingo de Adviento: iluminados por Santa Teresa de Lisieux, DISCERNIR en nuestras vidas la acción de Aquel que viene.
- Viernes 16 de diciembre: para el 4º Domingo de Adviento: enseñados por San José, ACOGER el don inaudito de Aquel que viene.
- Finalmente, el día de Navidad: con la Virgen María, VIVIR en la PRESENCIA de Dios, hoy y todos los días de nuestra vida.
Desde ahora, pidamos al Espíritu Santo que prepare nuestros corazones para este retiro: ¡Ven Espíritu Santo, danos Tu aliento en nuestros corazones, prepáranos para encontrar de manera renovada al Señor Jesús presente en nuestras vidas! Dejémonos conmover también por las palabras de Santa Isabel de la Trinidad que abrió esta meditación introductoria: « Dios nos eligió en Él antes de la creación, para que seamos inmaculados y santos en su presencia en el amor (…) para caminar, sin conocer nunca los desvíos, por este hermoso camino de la presencia de Dios donde el alma va ‘sola con el Uno’ » (Último Retiro, 23).
Que este “hermoso camino” sea la guía de nuestro retiro: ¡Feliz retiro de Adviento!
Frère Anthony-Joseph PINELLI, ocd (Paris)
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