Estas cosas sólo pasan una vez en la vida.Andaba vuestro humilde narrador en un curso de Soporte Vital Avanzado, y debe partir ipso-facto para la guardia en un pueblo.
El curso se realiza un Viernes en un hospital apartado de la ciudad. Afortunadamente, contaba con la ayuda de mis padres para llegar al pueblo de la guardia (Mancha Real).
Como suele suceder en ciudades extrañas, nos perdemos tratando de hacer una circunvalación hacia la carretera. Nos vemos obligados a parar y preguntar a un transeúnte haciendo footing. Una patrulla de la Policía Nacional nos adelanta y se queda a la espera.
Terminamos de hablar con el hombre y la policía nos llama. Todos sufrimos un cuadro vegetativo, ¿nos habrá pillado algún radar sin darnos cuenta? ¿Un registro aleatorio? ¿Hemos hecho algo para que nos pongan una multa?
-¡Podemos ayudarlos en algo? - nos pregunta el conductor.
-Estamos buscando la carretera para Mancha Real -responde mi madre.
-Soy un médico residente -empiezo-, estoy hoy allí de guardia y no sé cómo llegar.
-Síganos -nos indica el policía.
Entonces empezamos a seguir al vehículo oficial. Van a una velocidad tranquila e indicando en todo momento el camino y las desviaciones a tomar. Nosotros que no salimos de nuestro asombro, y el vehículo de la policía continúa avanzando por las carreteras hasta el límite municipal.
Fueron 8 kilómetros siguiendo a la policía. Al llegar a la salida hacia el pueblo se despidieron y nos dejaron seguir nuestro camino.
Llegué algo tarde a la guardia, pero hubiera sido peor si no nos hubiesen guiado. Por cierto, la guardia fue horrible, aunque eso ya es otra historia...
