Hablar a los niños sobre temas delicados como puede ser el fallecimiento de un ser querido es algo que muchos adultos no sabemos muy bien cómo afrontar. Hablar a nuestros hijos sobre enfermedades graves, de accidentes o de la muerte nos inquieta y nos preocupa porque tememos causar un dolor y una tristeza que pensamos que por su edad e inmadurez no van a ser capaces de gestionar.
De modo que, tratamos de posponerlo al máximo, demorando tanto como nos sea posible este tipo de conversaciones. Sin embargo, inevitablemente, un día tendremos que confrontarnos con la realidad admitiendo que la muerte es parte de la vida, que forma parte del ciclo natural, que no es posible huir de ella, por más que tratemos de esconderla. Y así las cosas, es crucial que entendamos lo importante que es que les hablemos con naturalidad y cuánto antes de estos temas porque de este modo más herramientas podremos ofrecerles a nuestros hijos para aprendan a aceptar las pérdidas con las que tendrán que enfrentarse a lo largo de su vida.
Hoy tratamos nuevamente esta cuestión en Mamá Psicóloga Infantil porque sé bien cuán difícil puede resultar explicar la muerte a un niño de igual forma que sé bien también que afrontar esta cuestión, a pesar de las emociones displacenteras que nos cause, es parte de nuestras funciones parentales. Porque la experiencia nos demuestra que mantener a los niños alejados de lo que está ocurriendo (en este caso la muerte de un ser querido) genera, a medio y largo plazo, mucho más dolor del que tratamos de evitarle inicialmente.
Cómo acompañar a los niños en su proceso de elaboración del duelo
Tal y como apuntaba en la introducción de este post todos, en algún momento u otro de nuestras vidas, tendremos que hacer frente a la pérdida de un ser querido: un familiar, alguien cercano, un amigo, una mascota. Este es, sin duda, uno de los momentos más difíciles por los que tendremos que pasar.
Y a pesar de saber que la muerte es inherente a la vida el dolor, la tristeza o cualquier otra emoción intensa y displacentera que causa el vacío que sentimos tras la muerte de alguien al que queremos no se pueden evitar. Tampoco es conveniente tratar de hacerlo, negando, reprimiendo o minimizando las emociones que como seres humanos sentimos. Todo lo contrario, es necesario elaborar la pérdida, aprender a escuchar qué nos tratan de comunicar estas emociones y dar espacio para sentirlas, expresarlas y regularlas. De este modo es como podremos elaborar un duelo lo más sano posible.
Como padres nuestra tarea es acompañar a nuestros hijos a elaborar este duelo, y aunque no siempre será fácil ni sencillo algunas de las siguientes recomendaciones podrán ayudaros en el proceso.
1.- Hablarles de la muerte con naturalidad
Recientemente me preguntaron en un medio de comunicación cómo hablar de la muerte a los niños en una entrevista que versaba sobre los cierres de etapa, las despedidas y las emociones que pivotan alrededor de estas. Despedidas a las que todos debemos hacer frente en algún momento u otro de nuestras vidas.
Ciertamente, no es fácil hablar de la muerte a los niños porque no lo es para nosotros mismos, los adultos. Es algo que posponemos, nombramos de pasada, lo evitamos, porque nos cuesta gestionar esas emociones intensas, displacenteras que nos evoca pensar en la muerte: tristeza, dolor, rabia, miedo, …
Evitar hablar del tema de la muerte de la abuela o de cualquier otra persona significativa para proteger a nuestras criaturas, tengan la edad que tengan, puede ocasionarles más preocupaciones que las que intentamos prevenir.
El mensaje lleva un intrínseco que los niños pueden interpretar si no les hablamos de estas pérdidas puede ser:
• “No puedo hablar de esto porque papá se pone triste” o
• “A ocurrido algo muy malo, así que no hablaré de ello».
Lo cual impide que realicen un duelo sano tanto en la infancia como en la adolescencia.
Es importante hablarles desde la sinceridad, la naturalidad, evitando el engaño. Nuestros hijos captan desde el minuto cero nuestras dudas o las mentiras piadosas. Engañarles u ocultarles la verdad, por más buena intención que tengamos genera inquietud y desconfianza. La mejor recomendación que puedo ofrecerte es que ante el fallecimiento de algún ser querido hables claramente, adaptando tu lenguaje a su nivel de edad y comprensión. Transmitir a tus hijos que tú tampoco conoces todas las respuestas.
2.- Comunicarles el fallecimiento de su ser querido
Comunicarles a nuestros hijos la muerte de su ser querido concretamente, es muy importante para que ellos puedan elaborar bien su duelo, tanto en la infancia como en la adolescencia.
Lejos de la falsa creencia de que los niños pequeños “no se enteran” cuando alguien cercano fallece ellos entienden muy bien qué es lo que ocurre. Es cierto que la idea de la muerte va variando y se entiende de un modo distinto en función de la edad. No es lo mismo explicárselo a un niño de dos años que a un adolescente de doce, claramente. Pero sea cuando sea debemos comunicárselo para evitar dificultades y problemas futuros.
Informarles y ofrecerles apoyo evitando expresiones que no ayudan como:
• “se ha quedado dormido”,
• “se fue a un lugar mejor”,
• “nos ha dejado”
• …
Es preferible no decir nada y acompañar su dolor, respondiendo a sus preguntas sin demasiados detalles.
3.- Apoyarles emocionalmente. Validar sus emociones.
Este es un punto que ya hemos ido apuntado en líneas anteriores pero que reiteramos debido a la importancia que tiene. Como padres debemos validar cualquiera de las emociones que puedan surgir ante la pérdida de su ser querido. De manera que trataremos de evitar la minimización de sus emociones. Es común escuchar frases como:
• “No estés triste, todo estará bien”
• “No te preocupes”
• “No tengas miedo”
• “No llores”
• …
Nuestros niños, niñas y adolescentes deben sentirse acompañados y escuchados.
4.-Permitir que asistan a los rituales
Asistir a los rituales funerarios y compartir la pena con los demás es importante para la elaboración del duelo, especialmente a partir de los 6 años. Antes de esta edad es posible que no entiendan qué o curre y puede que asusten, por lo que trataremos de llevarlos solo si no hay otra opción o podemos estar en el tanatorio en grupos muy reducidos-.
Existen empresas Borea que te asesoran y ayudan a conseguir servicios funerarios que se adapten a tu situación familiar e incluso para los más peques. Ofrecen un servicio totalmente personalizado y son especialistas en despedidas memorables, por ese motivo hasta los más pequeños podrán asistir sin problemas.
Pero recuerda que lo recomendable es a partir de los 6 años. A esa edad es bueno para elaborar el duelo en la infancia que puedan participar más activamente, yendo al tanatorio, la funeral o el ritual que la familia lleve a cabo. Sobre todo si cuentas con la ayuda de algún servicio personalizado como con los que cuenta Borea.
5.- Mantener las rutinas.
Siempre que sea posible debemos intentar que los hábitos y rutinas no se vean alterados por la muerte de un ser querido. Por más difícil que nos pueda parecer es importante que sigan realizando las actividades cotidianas, yendo a la escuela, seguir con las extraescolares y juegos. Si observamos que realizar su día a día se ve dificultado y tras un tiempo lógico y prudencial, cada persona tiene sus ritmos, sigue triste, apático, con cambios de conducta y humor es recomendable que consultemos con un profesional de la psicología infantil y juvenil para que pueda asesorarnos.
Fuente: Colección de Guías de apoyo al duelo Enséñame a Despedirme – Marian Carvajal (Psicóloga experta en duelo)
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