Hay una
onda en Buenos Aires donde el acoso, esa acción de perseguir, sin darle tregua
ni reposo, a un animal o a una persona se ha puesto tan de moda que, si no
acreditas en tu haber al menos un acoso, de cualquier tipo de palabra, de acto,
una manito fuera de ruta, una palmadita en el trasero, lo que fuere, estás
realmente aut.
Vos
fijate que muchas figuras del ambiente artístico han salido en estampida a confesar
que han sido abusadas, narrando hechos ocurridos (?) hace décadas; del lado de
las nenas:
-a los
5 años me manoseó un señor grande".
-el
primer hombre que me tocó fue mi abuelo".
Estas
son solo dos muestras de un catálogo más amplio que también se da nivel mundial
y del cual ni se salvan conspicuos bajadores de
bragas, trusas, bombachas, y hasta culotes tales como don Cacho de
Buenos Aires y el Petti, estos últimos del lado de los guachos mal hablados que
aprovechan la debilidad de las mujeres para enlodar su parte más generadora de
conflictos, ese conducto fibromuscular elástico que tiene una variada cantidad
de nombres pero que aquí denominaremos coloquialmente, la “chichi”.
Mi tío
Serapio dice que a las mujeres no se les puede acusar de nada, ni siquiera de
haber cometido el pecado original, sino que fue el guacho de Adan que andaba
con el coso ese sin cubrir, y ya sabemos lo que sucede con la curiosidad
femenina; no cejan en su intento hasta saber que gusto tiene la sal.
Dice
que la culpa es nuestra (los machitos de la especie) por empezar a depilarnos
igual que las minas, primero el vello varonil del pecho, luego el que protege
al muñeco, después hasta del trasero, y también usando mucho perfumito, teñirse
de acuerdo al color de moda, usar pantalones ajustados al culo, y ponerse
aritos.
Algunos
hasta se animan en las noches con un poquito de rímel y los más atrevidos algo
de labial, total con las luces del boliche todo vale, y otros que siguen meando
de parado se enojan cuando se lo haces notar y hablan en femenino, se mimetizan
de tal manera que hasta se creen madres, aquí permitir esto es culpa de las
mujeres, que en lugar de decirles “estas divina” debieran manifestarles “me
gustaría verte pariendo a vos” a ver si
decís “ser madre fue una experiencia maravillosa” que por otro lado es algo
natural propio de la mujer que no puede cambiarse por decreto o ley alguna.
Al que
le quepa el sayo....
Por
otro lado, las nenas se subieron a un cohete y andan en el espacio, corren el
Dakar, se agarran a trompadas arriba de un ring, empuñan unas “machine gun” que
con una sola ráfaga te cortan al medio, y pelean en el desierto con una
ferocidad digna de Atila.
Está
todo bien, pero que linda era aquella época en que las mujeres usaban polleras
y eran femeninas, que no tiene nada que ver que no defiendan y peleen por sus
derechos, si total al fin de cuentas ellas siempre tuvieron la sartén por el
mango y nosotros machitos estúpidos solo llegamos al conducto fibromuscular, si
a ellas le viene en ganas, sino viejito suspiros, manuela y seguí participando.
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