Imagen: EFE Salud, «Eludir el acoso escolar», https://www.efesalud.com/eludir-acoso-escolar/
Empieza el curso escolar y nuestros hijos regresan a las clases para iniciar un nuevo año académico con sus amigos, compañeros y profesores. Con la vuelta al cole regresa un mal que no desaparece con las vacaciones, solo se aletarga o se relaja. Siempre hay un número indeterminado de niños y niñas que serán víctimas de cierto tipo de violencia, generado por sus propios compañeros, que puede amargarles la vida hasta límites insospechados: el acoso escolar o en inglés, bullying. Y si el menor tiene algún tipo de patología crónica o tiene algún tipo de discapacidad física o psicológica o si se ha declarado LGTBI o pertenece a otra cultura o etnia…, es más vulnerable a este tipo de violencia. En fin, para los acosadores y abusones cualquier circunstancia, real o imaginaria, podrá ser usada para lanzar su violencia contra cualquier compañero. Estos días los expertos nos dan una serie de herramientas que nos ayuden a detectar de forma precoz si un niño o niña están siendo acosados en el colegio de forma directa o mediante cyberbullying que se resume en la infografía que encabeza este post: (fuente EFE Salud, «Eludir el acoso escolar», https://www.efesalud.com/eludir-acoso-escolar/) Es muy conveniente que estemos atentos a nuestros hijos y su regreso a las clases, pero no solo porque pensemos que puedan ser objeto de violencia por parte de abusadores/acosadores, sino que deberíamos estar también pendientes ante la posibilidad de que nuestros hijos e hijas sean testigos mudos de esos abusos —y con su silencio, cómplices— o que sean ellos mismos los que perpetran ese acoso a sus compañeros. La educación en el respeto a todas las personas por igual lo es todo para evitar este tipo de comportamientos, pero también es necesario el mantener los ojos abiertos y el no creer ciegamente que nuestros hijos e hijas son perfectos y son modélicos… Sé de buena mano que los acosadores muchas veces son personas como tú y como yo y como aquél, con aparente integración en la familia, en el colegio y la sociedad. Yo fui víctima de acoso escolar, yo viví en primera persona este tipo de violencia y la persona que me atosigó durante años era una niña más del colegio, querida y valorada. Y muchos vieron cómo me pegaba e insultaba y no hicieron nada… Eran otros tiempos, cierto, pero los testigos mudos fueron tan responsables del daño que ella me hizo, en cierto modo, como ella. El acoso escolar es un problema de todos por igual: centros educativos, profesores, educadores y maestros, padres y madres, escolares, profesionales de la salud, legisladores… y no solo tenemos que poner el foco en la detección precoz y atención de las víctimas, sino en las personas que violentan y acosan a los demás. En ambos aspectos debemos estar atentos detectando de la forma más precoz posible ciertos comportamientos que nos indiquen que alguien está sufriendo la violencia y acoso de un compañero; las víctimas tienen un patrón de comportamiento, pero los acosadores también. Demos solución a esto entre todos y la mejor forma es prevenir: educar en el respeto a los demás, en la empatía; demos ejemplo y empecemos por nosotros mismos.
Y, por ahora, nada más. Cuidaos, por favor...