Hace unos días, la tía de nuestra chica con síndrome de down hablaba con unos padres sobre su hija con discapacidad intelectual. La mama esta ingresada en el centro hospitalario y ya sabéis que hay un hilo invisible que une a las familias con suerte.
Ellos al echar la vista atrás lo que sentían era un sufrimiento muy grande, pero no causado por su hija, a la que adoraban sino por las personas que alrededor de ella habían acosado sexualmente aprovechándose de su inocencia y falta de madurez, ya fuera en el colegio, hasta que optaron a los 14 años con cambiarla a un centro de educación especial o ahora mas mayor, vecinos del barrio. Incluso el padre se había enfrentado físicamente a algunos de ellos. Llego un momento que valoraron la opción de cambiar de domicilio, pero ¿por que?. Son los otros los que tienen el problema.
¿Acoso sexual ?. .
Pensaba que el tener el tema del colegio solucionado. Con Teresa acudiendo a natación. Participando en actividades de ocio en nuestro lugar de residencia, todo estaba encaminado, todo era perfecto. Y no, según estos padres, esto es lo fácil. La familia ve la falta de maldad. Pero ahí fuera hay auténticos depredadores que solo ven un cuerpo que intentar como mínimo sobar, aprovechándose de las limitaciones que pueda tener la joven.
Al ser madre de varias hijas, estos asuntos son de vital importancia y siempre las he animado a contar cualquier episodio que las haga sentir incomodas. Tolerancia cero. Pero nunca imagine que alguien pudiera ver a nuestra chica con síndrome de down como una presa fácil.