Vemos que pasan los días y no son pocos los medios, columnistas y contertulios que siguen llenando tiempo y páginas con la supuesta intimidación de Podemos a los medios.
No puedo rasgarme las vestiduras defendiendo a Podemos, ni puedo poner las manos en el fuego por lo que no conozco, pero lo que es incuestionable es que no han sido pocas las veces que se ha puesto en duda el honor de algunos destacados miembros del partido morado, se han puesto demandas y se han hecho campañas de acoso y derribo hacia sus dirigentes, y al final la justicia casi siempre le ha acabado dando la razón al partido del señor Iglesias o se ha demostrado la poca veracidad de la información aparecida. Pero el daño ente la opinión pública ya estaba hecho.
Es evidente que buena parte de los medios tienen un grado de objetividad limitado por el color político o por los intereses de los grupos empresariales que se hallan tras ellos; y está probado que cuando la poderosa maquinaria mediática se propone sembrar dudas sobre la honestidad de alguien o hundir su reputación, lo consiguen. Poco importa tener luego que hacer una rectificación pública sobre el error cometido, pues difícilmente causará el mismo efecto una rectificación de cuatro renglones en la página veinte que las portadas y titulares aparecidos durante días y días.
Sería importante que la gente entendiera que compartir titulares, por una noticia no probada, en las portadas de no pocos diarios con quienes se financiaron de manera irregular, con quienes sacaron suculentos dividendos en comisiones, o con quienes cometieron delitos varios, difícilmente te pondrá a su mismo nivel. Nos gustará más o nos gustará menos Podemos, pero a día de hoy no carga sobre sus espaldas la funesta mochila de la corrupción que sí sobrellevan otros partidos.
MSNoferini