Nixon dijo, cuando privatizó la Sanidad, que la consigna que había que dar a los médicos era la de dar los menores cuidados posibles. Sólo así podría incrementarse el margen de beneficio.
El funcionario de ventanilla es la imagen perfecta para que, por extensión, odiemos todo lo público. Esto está dentro de un proyecto a dos generaciones (30 años) vista...
Lo fantástico es ver cómo la "izquierda" socialdemócrata y sus medios afines se escandalizan por una más de las múltiples propuestas más o menos acertadas de la Comunidad de Madrid (como el "Bachillerato de Excelencia", antes fue el conato de "Instituto en catalán", sito en el mismo lugar donde se va a implantar el primero) mientras que ella misma, la "iizquierda" socialdemócrata, convierte el Posgrado en un artículo de lujo para expedientes altos o para gente con ganas de endeudarse con el Santander. Todo se explica y encaja perfectamente si vemos a dónde van a estudiar los hijos de la "izquierda" socialdemócrata (El Pilar, como siempre, Colegio Alemán, etcétera).
Una anécdota personal, y sin que sirva de precedente, del blogger: cuando trabajé haciendo una sustitución un mes, en el mes de mayo en un colegio concertado de Madrid, fue cuando a Simancas le hicieron el Tamayazo (año 2003). La cosa es que llegó una señora a enterarse de las condiciones para matricular a sus hijos y después de enterarse muy indignada nos dijo:
"¡Qué pena que no haya ganado el PSOE porque así habría quitado el concierto a este colegio y yo podría haber metido a mis hijos!"
Sobran los comentarios.
Cuando los hijos de nuestros (generación de finales de los 70) hijos nos digan que lo que le pasó a John Q es lo que ahora les está pasando a ellos, entonces nos acordaremos de los funcionarios de las ventanillas, de los cortes de servicio del Metro y de tantas cosas tan "supermalas" y "superindignantes" con nostalgia in a vintage mood...