Acostumbrados.

Llevo unos días viendo unos anuncios de juegos de nueva generación ( para las consolas super-mega-modernas) sobre la Mafia o de Guerreros . Las imágenes que nos muestran, son violentas. Tíos disparando y matando. Armas, saltos, patadas… Pero no nos inmutamos. Es normal. Y no me refiero a los niños, ya que creo que estos juegos son para adultos?, me refiero a cualquiera de nosotros.

Vemos una peli, una serie y pasa lo mismo. Explosiones nucleares, bombazos, metralletas, sangre y muerte. No nos impresiona. Nos tienen que llevar muy al extremo para que tengamos una mínima dosis de inquietud.

Incluso, los libros:estoy leyendo “La mano de Fátima” , de Falcones , y estoy sobrecogida con las torturas entre moriscos y cristianos y viceversa.(Por cierto, buena novela.)

Con las noticias que reflejan el estado del mundo, pasa lo mismo. Inmolaciones, lapidaciones, atentados, guerras, asesinatos, maltrato… Vamos procesando esa información llena de violencia con absoluta normalidad y, en este caso aún es peor, ya que está ocurriendo en el mundo real.

Podemos quedarnos traspuestos y emocionalmente tocados después de una pelea de esas tipo : “y le dije a mi cuñado todo lo que pensaba de él” pero, en cambio, hemos desarrollado un filtro de emociones para  el entorno violento global. Cuatro gritos con palabras malsonantes nos afectan más que las muertes de soldados en guerras varias …

Somos una raza extraña. Teniendo entendimiento y , sin embargo, luchando…

Los humanos, que hemos desarrollado sistemas más sofisticados que la lucha para llegar a entendernos ( cualquier documental de animales de esos de La 2, te indica que los animales luchan por su territorio, por ejemplo), hacemos del boxeo un espectáculo o un deporte . Cogemos a dos de estos seres humanos, les ponemos unos calzones y hacemos que se muelan a tortazos. Y somos capaces de pagar, sentarnos cómodamente ( incluso con palomitas) y observar sin ruborizarnos.¿Cómo se puede llegar a entender, objetivamente, que exhibamos a dos personas dándose de leches?…

Hace unos años, preparamos unos juguetes de regalo para los hijos de un amigo holandés. Entre ellos, había un rifle tipo cowboy. Al niño le encantó y los padres se resignaron a aceptar el rifle . Primero, por no desairarnos y segundo, porque era imposible arrancarle el arma al niñito.Ahora, me doy cuenta que elegimos “el arma” con absoluta normalidad ( y es que , además, el niño nos había mostrado su interés por el mundo de los vaqueros y el Oeste) y , con la misma normalidad, le entregamos a Wessel Jr. una réplica de juguete de algo que sirve para matar… Confieso : soy culpable y no lo he vuelto a hacer nunca más…

Estos padres, en un intento de aislar a su hijo de signos o mensaje violentos , lo intentaban educar con ausencia de , por ejemplo, escopetas de juguete. Al principio, creyeron haber conseguido su objetivo, pero a la que el niño se socializó y empezó a interactuar con otros niños, la cosa se complicó. Quería jugar a indios y cowboys, como los demás. Disparar y matar ,coger prisioneros,  montar a caballo y, si le tocaba de indio, cortar unas cuantas cabelleras… Han pasado unos años y os puedo asegurar que estos padres no han comprado ni un sólo juguete “violento” a su hijo pero, tampoco lo han aislado de lo que ocurre ahí fuera. Ha sido imposible.

Y es que está tan sumamente integrado en nuestra forma de concebir el mundo.

Estamos acostumbrados a unas imágenes, unos códigos visuales que tal ves, sólo son eso : imágenes. Es posible que si estuviéramos delante de los cuerpos de las víctimas de un atentado o de una guerra o de algún niño soldado de Sierra Leona, la violencia dejaría de ser una entelequia ( a la que estamos acostumbrados) y se convirtiera en la dura y dramática realidad que es.

Entonces, la gran pregunta es : ¿Cómo se desacostumbra uno?…

¿Alguién lo sabe?.