Actitudes hacia el trabajo

“Cada cual es responsable de lo que sucede y tiene el poder de decidir lo que quiere ser. Lo que eres hoy día es el resultado de tus actos pasados. Lo que serás mañana es el resultado de tus actos de hoy”.

Todas las personas necesitamos sentirnos útiles, tener la sensación de que aportamos valor a nuestra empresa. Con frecuencia el trabajador sólo está interesado en hacer su trabajo y de lo demás “yo no quiero saber nada”.

Para las empresas es vital que los trabajadores se impliquen, que la comunicación sea fluída, que conozcan los intereses y las necesidades de la empresa, que sean “parte de”. Para ello es importante que el diálogo se suceda cada día, hacerles ver que son parte fundamental para que la organización vaya hacia adelante, y marche exitosamente.

Los miembros de tu empresa deben saber cómo están contribuyendo al éxito de la empresa, en qué medida, con qué actuaciones, cómo está influyendo en la relación con los clientes, con su satisfacción.

No trabajamos para una empresa, somos parte de la misma. Esto es beneficioso, insisto, tanto para la empresa en si, como para el trabajador, como para conseguir buenos resultados.

Si queremos lograrlo hemos de tener en cuenta tres aspectos:

1) Significado y trascendencia del trabajo:

El trabajador debe conocer el valor, la contribución y la utilidad de su puesto en los logros de la organización y en la satisfacción del cliente. Si el trabajador no conociera el significado de su trabajo, o lo considerara insignificante, difícilmente podríamos concebir un estado de motivación.

2) Implicaciones del trabajo:

En cuanto al grado en que el trabajo es o no vital para el desarrollo de la identidad de la persona.

3) Compromiso con el trabajo:

Que el trabajador desarrolle un sentimiento de propiedad y responsabilidad hacia el trabajo va a depender en gran medida del reconocimiento de la significación de su trabajo. Sin duda, esta actitud contribuye en gran medida a mejorar su rendimiento.