Perú es un país súper completo. Por ello, podrás disfrutar de geniales atributos turísticos tanto de naturaleza, como de playa, urbanos, culturales, gastronómicos o paisajísticos. El tiempo ha ido poniéndolo en su sitio y a día de hoy muchísimos viajeros se dejan llevar por su encanto. Hoy hablaremos de actividades que hacer en Perú para disfrutar al máximo del país. Yo no puedo hacer otra cosa que recomendarte este destino, ya que fue uno de los primeros viajes largos que hice y que me fascinó desde el primer día hasta el último.
En las siguientes líneas os recomiendo cosas que hacer en el país, imprescindibles a mis ojos. Pero seguramente me quede corta, ya que Perú tiene muchísimo que ofrecer. Déjate llevar por sus encantos, sumergiéndote en uno de los países más fascinantes del mundo.
Visitar Machu Picchu, un imprescindible
Las ruinas incas de Machu Picchu son una de las Nuevas 7 Maravillas del Mundo Moderno y sin duda, uno de los lugares que no debes dejar pasar en tu visita al país. Su valor cultural es infinito pero también podrás disfrutar de las vistas y la naturaleza que lo rodea. Subir a Wayna Picchu fue una de las cosas que más disfruté en la visita, ya que se consigue con un poco de esfuerzo una perspectiva única del lugar.
A día de hoy es necesario comprar tu entrada para visitar este lugar con antelación, ya que hay un límite de personas diario que pueden visitarlo. No dejes de hacerte con tu billete para acceder a este mágico lugar. Sería imperdonable visitar Perú y no dejarte engatusar por su embrujo. Solo el camino ya tiene un aura especial; y una vez allí, mucho más.
Conocer Cuzco, la ciudad que desprende esencial
Aunque Cuzco es una referencia turística quizás excesivamente demandada, no deja de tener un encanto infinito. Si invertimos tiempo con calma, descubriremos que bajo esa capa de turismo desmedido, aún hay esencia colonial, algo de fiesta con conversiones culturales de fondo y una sensación que se tiene en pocas ciudades del mundo: el peso de la historia.
Imprescindibles son también las vistas al yacimiento inca de Sacsayhuamán y al Valle Sagrado; este último en los alrededores de la urbe. Aunque cada vez más gente ha descubierto sus encantos, esta zona es amplia y aún hay zonas donde disfrutar en soledad de un área natural muy especial.
Ir a Lima, también una ciudad moderna y especial
Lima es una ciudad en constante cambio y aunque a veces resulta caótica, es imprescindible dejarte algunos días para conocerla. Yo siempre digo que en los viajes largos, las capitales me suelen gustar menos, pero no suelo dejar de visitarlas. Si buscas adecuadamente en las ciudades siempre se palpa la esencia de un país, además de que la vida es animada y fulgurante.
Lima tiene también lugares exclusivos y tranquilos donde disfrutar de espacios verdes y museos. Nos referimos por ejemplo al moderno barrio de San Isidro, en la zona costera de la urbe, cargado de buen ambiente y planes para llevarte un gran recuerdo de la ciudad. No dejes de visitar el Bosque del Olivar, el museo Marina Núñez del Prado, la galería Índigo o el Circuito Mágico del Agua. Otra recomendación sería alojarte por este área, ya que hay muy buenos hoteles en San Isidro, Lima, que harán de tu experiencia, unos días inolvidables.
Descubrir Arequipa, la ciudad europea de Perú
Arequipa es una de las ciudades más avanzadas de Perú, que además de bonita, tiene un ambiente genial y es súper agradable. Yo pasé allí cerca de tres días y tomar algo en sus animadas calles, conversar con su gente y disfrutarla con calma fueron planazos que no cambiaría. Además, desde allí se visita el Cañón del Colca, otro de los atractivos naturales de Perú, que como sabemos son infinitos. Como visitas en la ciudad, te recomiendo Convento de Santa Catalina y el Museo de los Santuarios Andinos.
Dormir en una isla del Lago Titicaca, buscando la paz
El Lago Titicaca es el más alto de aquellos navegables en el mundo. Recuerdo aún la sensación de ir en la parte exterior del barco de camino a sus islas, sola, pensando en lo lejos que me encontraba de todo. Por eso, aunque tiene zonas muy turísticas (como las islas de los Uros), yo me llevé de este lugar una sensación de paz única. Para ello, me alojé en una de las casas de los habitantes de Taquile, una isla sin muchos atractivos turísticos más que los reales: una comunidad recóndita, que no habla español y te recibe con los brazos abiertos.
Para pasar la noche allí, lo único que hice fue esperar a la llegada del barco que lugareños se acercaran y me hicieran el gesto de dormir. Me alojé en una de sus casas, humilde pero con todo lo necesario para que fuera una experiencia de esas que te marcan. Durante el día en la isla apenas había gente y tan solo disfruté viendo la vida tranquila de sus habitantes, con los que no tenía forma de comunicarme. Tan solo gestos de complicidad que aún recuerdo en sus caras. Fue suficiente para no olvidarlo. Así fue mi viaje a Perú, cargado de gestos que te recuerdan que los viajes son más experiencias que lugares. ¡Te animo a vivir las tuyas!