AWID: Tú eres activista por la justicia social y uno de los sitios de tu activismo[2] es la blogósfera. ¿Cuáles brechas cierra el activismo a través del servicio de mensajes cortos (SMS, por sus siglas en inglés) que el uso de bitácoras o redes sociales no está cerrando?
SOKARI EKINE: No veo que el activismo por medio del SMS esté cerrando una brecha que las bitácoras o redes sociales hayan dejado abierta; todos estos tipos de activismo se usan en formas diferentes pero complementarias. Dado que los teléfonos móviles son más accesibles que internet, millones de personas africanas pueden ahora generar y compartir información como nunca antes lo había hecho. Una parte de la información generada puede transferirse a internet o a bitácoras, pero el beneficio primordial de la telefonía celular es que permite a la gente comunicarse por cualquier razón.
AWID: El libro se denomina “Insurrección SMS” y contiene ejemplos de ciudadanas y ciudadanos que plantean retos formidables a la represión por sus Estados, de gente que denuncia la corrupción y violaciones a los derechos humanos, etc. ¿Tienen las mujeres acceso a estas tecnologías y las usan en formas similares a como lo hacen los hombres? ¿Y describirías también como una insurrección la aceptación y el uso de la tecnología telefónica móvil por parte de las mujeres?
SE: Obviamente, hay similitudes en cómo los hombres y las mujeres usan los teléfonos móviles, ya que son simplemente instrumentos para comunicarse y organizarse. Sin embargo, las mujeres enfrentan obstáculos en el uso de la tecnología: ellas – especialmente las que viven en áreas rurales – son más pobres y, por lo tanto, muchas no pueden comprar teléfonos o tiempo de aire. El analfabetismo es otra barrera que afecta más a las mujeres que a los hombres.
Las mujeres a menudo tienen un acceso restringido a la tecnología móvil, incluyendo en lugares donde – como suele ocurrir – hay un teléfono “de la casa” que es propiedad y controlado por el hombre jefe del hogar. Aun así, varios proyectos han mostrado que agricultoras de áreas rurales usan sus teléfonos de manera sustancial y sabia para comunicarse en relación con su trabajo.
En cuanto a si el uso de la tecnología móvil por las mujeres puede considerarse una insurrección: no, yo no lo llamaría así. De hecho, estoy teniendo cada vez más cuidado respecto a usar esta palabra al hablar del activismo por medio de teléfonos móviles en África. Sin duda alguna, está aumentando la cantidad de mujeres que usan teléfonos celulares, pero en general son cada vez más las personas que los utilizan para una gran diversidad de actividades. En toda África, estos teléfonos se usan primordialmente para comunicación ordinaria.
AWID: En la introducción del libro escribes: “No hay duda de que la tecnología móvil y la de internet están democratizando el cambio social en comunidades de toda África. Debemos, sin embargo, reconocer que la tecnología tiene la capacidad de concentrar el poder y, por lo tanto, podría utilizarse para reforzar las actuales relaciones de poder”. En un sentido general, ¿cómo están las mujeres evitando las estructuras del poder patriarcal y en qué formas están siendo reforzadas las actuales relaciones de poder?
SE: La manera en que usamos y aplicamos la tecnología depende de cuáles acciones emprendemos para promover el cambio social. Por sí misma, la tecnología no puede forzar el cambio social porque son las personas quienes actúan como agentes de cambio.
Como ya mencioné, para numerosas mujeres el acceso a un teléfono – o la falta del mismo – depende de su situación económica y de las relaciones de poder existentes. Comprar un teléfono o tiempo de aire les resulta difícil a muchas de ellas, y pedir permiso para usar un teléfono compartido no es una experiencia que les dé poder. En su conjunto, los hombres tienen mayores niveles no sólo de alfabetismo sino también de dominio de los lenguajes predominantes de la comunicación por medio de teléfonos móviles. Además, debemos ser conscientes de que la tecnología contiene en sí mecanismos de control, particularmente en vista de que cada vez más gobiernos hacen obligatorio, mediante legislación, el registro de propiedad de la tarjeta SIM [módulo de identificación del suscriptor]. Es preocupante la amplia disponibilidad de datos telefónicos, ya sea para vigilancia de la población o para publicidad. En Nigeria, por ejemplo, todas las redes de teléfonos móviles bombardean constantemente a clientes con anuncios de productos o servicios, y esto puede conducir a un mayor consumismo.
Por otro lado, tener propiedad plena o compartida entre mujeres significa que ellas son capaces de movilizarse y compartir información en nuevas maneras. El acceso a información puede llevar al cambio social. Una agricultora que usa un teléfono móvil para averiguar los precios de productos en los mercados locales y luego puede vender los suyos sin tener que recurrir a un intermediario es más autónoma y, por lo tanto, goza de una mejor posición económica. En gran medida, el acceso de las mujeres a la telefonía celular tiene que ver con su independencia: el grado al que ellas pueden negociar sus vidas cotidianas sin tener que depender de otras personas.
Los teléfonos celulares también han sido utilizados para movilizar a mujeres en áreas rurales – con frecuencia en poco tiempo – y transmitirles información sobre violencia doméstica, derechos a la tierra y otros asuntos de los derechos de las mujeres.
AWID: En el libro subrayas la necesidad de que la tecnología se base en los conocimientos locales. ¿Cómo se han explorado los conocimientos de las mujeres en la explotación de la tecnología telefónica móvil? ¿Piensas que hay brechas en las maneras en que han sido explorados?
SE: Hay varios proyectos en África Oriental y Austral que han tenido una participación directa de las mujeres. El libro ofrece el ejemplo de un proyecto sobre denuncia de violencia doméstica en Sudáfrica que no funcionó porque no se les consultó a las mujeres. Las comunidades tienen que participar directamente y se debe incluir tanto a los hombres como a las mujeres, ya que ellas no trabajan aisladas de la mayoría de comunidades africanas. La Red de Mujeres de Uganda (WOUGNET) ha tenido mucho éxito con proyectos participativos para pobladoras de áreas rurales y urbanas.
Existen enormes brechas en el uso de teléfonos móviles por parte de mujeres – en algunos países más que en otros. También hay diferencias significativas entre las cantidades de mujeres que usan teléfonos como instrumentos para el cambio social y quienes los utilizan como herramientas para comunicación básica.
AWID: ¿En cuáles circunstancias hemos de celebrar la tecnología telefónica móvil y en qué casos tendríamos que actuar con cautela?
SE: Como una herramienta de comunicación, la tecnología telefónica móvil ha sido muy liberadora para personas pobres y comunidades rurales, al brindarles acceso a información y comunicación a un nivel que nunca antes experimentaron. Ha conducido a cambios radicales en la prestación de servicios, particularmente en las áreas de salud y educación.
Hay habido un gran bombo por parte de tecnófilos y la industria del desarrollo en torno a la gama de proyectos motivados por la tecnología móvil. Se presentan los teléfonos móviles como la fuerza singular que impulsa el cambio social y político, lo cual no es enteramente cierto. Como ya mencioné, no es la tecnología, sino la gente, lo que produce el cambio.
Los proyectos deben ser evaluados de manera más crítica para que podamos saber cuán bien están realmente funcionando. A menudo encuentro a personas que han tratado de aplicar la telefonía celular a uno u otro uso, pero luego se sienten frustradas por el costo, la deficiente infraestructura o la falta de conocimientos tecnológicos que enfrentan. Creo que mucha de la gente que desarrolla tecnologías trabaja en un aislamiento social y político, por lo que no ve el panorama más amplio.
AWID: En el capítulo referido a si el activismo móvil está empoderando a muchas personas o sólo a unas cuantas, Ken Banks plantea la pregunta: “Si los teléfonos móviles son realmente tan revolucionarios y empoderadores como parecen... ¿tenemos entonces una obligación moral en la comunidad de las tecnologías de la información y la comunicación para el desarrollo... de asegurar que éstas cumplan ese potencial?” ¿No es la tecnología móvil impulsada primordialmente por fabricantes de teléfonos y proveedores de servicios para móviles? ¿Están las y los activistas por la justicia social simplemente a merced de las fuerzas del mercado?
SE: La respuesta a todas estas preguntas es “sí, en diversos grados”. Los costos relativos de tener un teléfono móvil en el Hemisferio Sur son elevados al compararlos con los del Norte, y a menudo siento que África está subsidiando los aranceles europeos.
Los fabricantes de teléfonos móviles están expandiendo su mercado constantemente, en particular el mercado de jóvenes en áreas urbanas. Sin embargo, los teléfonos más baratos que tienen menos elementos funcionan igualmente bien para comunicarte, y si tus motivaciones no son el consumismo y la estética, entonces estos teléfonos básicos resultan perfectamente funcionales. Somos cada vez más dependientes de los teléfonos móviles no sólo para comunicación sino también para entretenimiento y documentación. Creo que esta dependencia es muy buena para fabricantes y proveedores de servicios, pero no tanto para consumidores.
Estoy de acuerdo en que los teléfonos móviles están empoderando a unas cuantas personas, y me preocupa que se esté generando una brecha digital continental entre quienes tienen acceso a la tecnología y a financiamiento para proyectos y personas que carecen del mismo. Hay áreas de África que son “ricas en financiamiento para el desarrollo” y otras menos favorecidas donde el dinero es escaso. Quienes están impulsando esta brecha definitivamente tienen una obligación moral.
AWID: En el libro, Redante Asunción-Reed analiza la campaña de SMS que Fahamu lanzó para instar a los Estados africanos a ratificar el Protocolo de Maputo. Al iniciar la campaña, Fahamu se apartó de los modelos de diseño y evaluación de proyectos que prevalecen en la comunidad del desarrollo. Su Director Ejecutivo, Firoze Manji, dijo: “No teníamos idea de qué iba a suceder o cómo esto se recibiría... Fue sólo una idea loca y, aun si no funcionaba, aprenderías de las fallas”. ¿Qué alcance brinda esta tecnología telefónica móvil para experimentación, y hasta qué punto enfrentan limitaciones las y los activistas por la justicia social debido a las actuales teorías de cambio y las formas establecidas de hacer las cosas en el sector del desarrollo?
SE: Creo que los teléfonos móviles ofrecen un gran campo para experimentación. La pregunta – según lo muestra la experiencia de Fahamu – es cómo medimos el éxito. Necesitamos ser capaces de correr riesgos sin temor a fallar. Si algo no funciona, la falla no es que no funcionó, sino que no supimos aprender de nuestros errores.
No creo que las y los activistas por la justicia social que usan nuevas tecnologías enfrentan limitaciones a causa de las actuales teorías. Por el contrario, a menudo están anuentes a poner a prueba nuevas ideas e innovaciones. De hecho, la creencia de que las fallas no existen es una razón por la cual los teléfonos móviles han sido tan exitosos como herramienta para el activismo, la gestoría y defensa.
AWID: ¿Cuáles son tus pronósticos o esperanzas en los próximos años para el activismo a través de teléfonos móviles – y también otras formas de activismo por la justicia social que utilizan nuevas tecnologías?
SE: El primer cambio que me gustaría ver es que se supere la brecha digital continental. En segundo lugar, quisiera ver mucha más evaluación crítica de los actuales proyectos, con miras a mejorarlos y usarlos como modelos en todas partes. En suma: menos bombo y más realidad.
Uno de los obstáculos al uso de la tecnología telefónica móvil, particularmente en el caso de defensoras/es de los derechos humanos en la línea del frente, es su falta de tiempo para aprenderla y aplicarla. Quisiera ver un mayor esfuerzo por apoyar a estas personas en su trabajo de base.
En general ha habido grandes avances en usar la telefonía celular para el activismo por la justicia social, pero aún queda mucho trabajo por hacer antes de que podamos decir que hay realmente una insurrección. De hecho, lamento usar este término, porque después de mi investigación para el libro me percaté de que no era la palabra apta que debí utilizar.Por Kathambi KinotiEste artículo es parte de la serie semanal Notas de los Viernes de AWID, que analiza asuntos y eventos importantes desde una perspectiva de derechos de las mujeres. Para suscribirte a este boletín, pulsa aquí.
Notas:
- El libro SMS Uprising: Mobile Activism in Africa [Insurrección SMS: Activismo móvil en África] está a la venta en Fahamu.
- Sokari Ekine escribe en la bitácora Black Looks.