Estaba harto de no hacer nada. O de hacer nada, no sé que lleva más tiempo. Acudí a una oficina de la Agencia Conciencia Gestión (ACG). Subí a la planta “Luchas” – la séptima – y me dirigí al mostrador “Injusticias”. Vengo a luchar, dije. La funcionaria, muy atenta, me explicó en que consistía su trabajo y me preguntó si era la primera vez que luchaba a través de la Agencia o si no había luchado nunca a través de nada. Me entregó un catálogo actualizado con todas las causas por las que se podía pelear, cada una con su código o referencia. Tenían de promoción la causa de los refugiados, si me apuntaba a ella me anotaban también en la del cambio climático y así optimizaban mi ansiedad, decía. El problema es que la primera tenía lista de espera porque era trending topic de la injusticia y desprecio hacia el ser humano en ese momento; las noticias sobre ellos salían en todas partes y los lamentos eran muchos.
La chica me aconsejó que si seguía interesado en los refugiados esperara un par de meses a que bajase la demanda y mientras tanto me podía incluir en alguna causa de mi ciudad o de mi barrio, las hay de todos los colores, dijo, pero al ser tan próximas y huérfanas de cobertura pasan desapercibidas con frecuencia y no reciben el tratamiento adecuado. Me explicó que con la lucha contra la corrupción había pasado lo mismo, la gente “luchó” y luchó hasta que se cansó. Según me comentó, el aburrimiento es el Cancer de las luchas, tanto que la misma ACG tuvo que hacer un ERE un año atrás porque habían bajado mucho. Ahora tienen un 3 X 2, otra promoción, orientada a la familia para que no se pierdan los valores. También ofrecen un “Lucha Premium”, por un donativo de 5 € protestan en Facebook compartiendo noticia sobre una lucha elegida por mí, retuitean tres hastag en Twitter y firman en tu nombre una iniciativa de Change.org sobre el asunto y no sé que más. Si quiero, me informan de cómo va todo mediante una app de ACG que puedo bajar a mi smartphone. Está muy bien la aplicación porque tiene un filtro para palabras malsonantes y opiniones alteradas que puedan infringir la ley mordaza, “así puedes luchar con tranquilidad”, me dijo.
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