Revista Opinión
Acudió a la manifestación con la pancarta reivindicativa bien camuflada. Por el camino cayó en la cuenta de que justo un año atrás estaba en la costa del Sol. Qué tiempos. La buena estrella se le había consumido en estos doce largos meses. Lástima no haber tenido memoria selectiva para impartir justicia con sus detractores. El trayecto se le hizo más corto pensando en los actos preparados. Juró en arameo y se propuso llevar a rajatabla el plan. Cuando llegó al punto de encuentro, se encontró con un montón de personas que compartían la misma situación. La gente empezó a pedir el referéndum popular. Se le hizo un poco extraño. Entonces sacó la toga del bolso, se la puso junto al birrete y se unió a los abogados que protestaban por el nuevo decreto gubernamental. Mañana tocaba manifestación de médicos y enfermeros.