Revista Música
Actual de Logroño; New York Ska Jazz Ensemble + Imelda May + The Go Team
Publicado el 04 enero 2010 por MikelAunque el Actual arrancó el sábado con un espectáculo de funambulismo, poyecciones, aguna exposición y el concierto nocturno de Muchachito, I Circobily y El Bicho, el festival empezaba para mí ayer mismo, con una velada musical de lo más variada y un nombre propio flotando en el ambiente; Imelda May.
La cita, como siempre, era en el Palacio de los Deportes de la capital riojana, y aunque al llegar me dio la impresión de que en el parking había mucho sitio libre, poco a poco el recinto se llenó de ambiente y calor humano. Las 21:30 no es una hora muy común para conciertos, y como la mayoría del público sabía que la irlandesa sería la segunda en pisar el escenario, apuraron sus cenas para ir llegando poco a poco..
Dicen del Palacio de los deportes de Logroño que sus medidas le impiden albergar eventos deportivos de relevancia, aún así, qué bien le viene a la ciudad contar con un lugar con tan buena acústica y un escenario enorme, además de mucho sitio para público... La verdad es que, después de mucho visitarlo en los últimos años, puedo decir que es uno de los sitios donde más agusto se puede disfrutar de un concierto, ya sea entre el calor de la gente en la pista o sentado en la grada de una manera más relajada, como nosotros ayer.
New York Ska Jazz Ensemble
Lo bueno que tiene el Actual es que me da la oportunidad de disfrutar de conciertos a los que seguramente no me acercaría de no ser parte de su agenda. Buena prueba de ello fueron los New York Ska Jazz Ensemble, un sexteto venido de la Gran Manzana que consiguieron animar al público con su capacidad para fusionar un estilo tan tradicionalmente sobrio como el jazz con otros más cálidos como el ska o el reggae. Son una banda que llevan más de quince años tocando juntos, y eso es algo que se aprecia cuando se les ve sobre el escenario. Fred Reiter (saxo, flauta traversera y voz) es todo un showman capaz de cargar todo el peso del concierto sobre sus espaldas, acompañado magistralmente por Yao Dinizulo a la batería (típico batería de jazz, un virtuoso), Earl Appleton con los teclados y Alberto Tarín (¡qué dedos!) con la guitarra eléctrica. La banda la completan el bajo y el trombón, ds instrumentos con mucha menos presencia que los anteriores. Con un estilo que en ocasiones recordaba a los mejores UB40, con inevitables guiños al maestro Marley y una simpatía arolladora los americanos se metieron al público en el bolsillo con mucha facilidad, y obtuvieron de él la respuesta que buscaban.
Los neoyorquinos estuvieron cerca de una hora animando la noche, convirtiendo el frío que venía de fuera en ritmos cálidos, algo que el público agradeció. Cuesta ponerse en movimiento, pero era imposible no caer en los juegos de Reiter, uno de esos tipos que, como se suele decir, tiene el culo pelao en eso de vivir sobre un escenario. Se despidieron en medio de una marecidísima ovación y entonces fue cuando el Palacio de los deportes empezó a lucir como nunca...
Apenas cabía gente en la pista y conseguir un asiento con buenas vistas al escenario se convirtió en algo poco menos que imposible. Con una rapidez asombrosa los operarios cambiaron los instrumentos y en menos de un cuarto de hora (durante el cual, por cierto, sonó Quién dijo miedo? de Glez) las luces se apagaron; Imelda estaba a punto de salir...
Imelda May
Y apareció... Allí estaba Imelda May, una de las cantantes más prestigiosas en su estilo y, por consiguiente, uno de los platos fuertes del Actual. Imelda, acompañada por una guitarra eléctrica, batería, contrabajo y armada por una pandereta dio rienda suelta a un set list en el que no faltaron versiones de los clásicos del rock & roll ni tampoco algunos temas de sus tres discos publicados.
Con un flequillo al más puro estilo rockabilly y un look de mujer fatal de los 50, Imelda se mueve por el escenario como una sofisticada serpiente al ritmo del rock & roll clásico, el rockabilly, swing e incluso el boogie con la mayor de las elegancias. Potente desde la primera a la última canción, levantó al público con su portentosa voz con la inestimable ayuda de Darrel, un guitarrista excepcional que, por cierto, es su pareja en la vida real y un contrabajo que cada día gana posiciones en mi ránking de instrumentos preferidos.
Ver a los miembros de la banda es como retroceder en el tiempo, y es que además de esa música con sabor a épocas pasadas, el cuidado y nada casual look de los
componentes hace que vuelvas a esa década en la que todavía nadie se planteaba tu existencia. Yo iba convencido de que me gustaría, lo que no podía imaginar es que llegara a emocionarme tanto como lo hizo; música que en ocasines te transportaba a una película de Tarantino y otras me recordaba a Eilen Jewell, pero siempre llena de energia, con continuos juegos con el entregado público de Logroño.
Cosas de los festivales, el concierto no se pudo prolongar más de la hora pactada (no me habría importado en absoluto una hora más), pero los organizadores, viendo el espectacular ambiente que había y siendo conscientes de lo bien que se estaba sintiendo la irlandesa, les concedió un bis que no desaprovecharon; le lavaron la cara al cásico Tainted Love y se lo llevaron a su estilo dibujando un final apoteósico que les ayudó a llevarse la gran ovación de la noche...
El periodo de tiempo que les llevó cambiar los instrumentos sirvió para dejarnos ver cómo parte del público abandonaba el Palacio, muchos de ellos eran gente mayor que no habían querido perder la oportunidad de acercarse a ver a Imelda pero que, por lo visto, no tenían muchas ganas de comprobar cómo sonaban los The Go! Team... Después de alrededor de media hora de idas y venidas sobre el escenario, de linternas que buscaban algo que por lo visto no encontraban y salvajes calentamientos en la oscuridad, los ingleses aparecieron como un tsunami en el escenario...
The Go! Team
The Go! Team llegaban desde Brighton, y consiguen llamar tu atención incluso antes de emitir una sola nota; la banda la forman una chica que parece Melanie B, de las Spice Girls, dos chicas orientales y otros tres miembros más. ¿Qué toca cada uno?, muy fácil, lo que les va viniendo en gana. El grupo toca con dos baterías, guitarras eléctricas, bajo, banjo, acústica, melódica, teclados, pero nadie se ciñe a un solo instrumento, van rotando como si de un partido de Volleyball se tratara, pero en la mayor de las anarquías...
Irrumpieron con una fuerza descomunal, poniendo a prueba la acústica del pabellón y los tímpanos de los allí presentes, con una puesta en escena salvaje en la que no paran de bailar y dar saltos, acompañados además por proyecciones que lo acercan más a un viaje psicotrópico que a un evento musical... ¿Qué estilo tienen?, buena pregunta, todos los que puedas imaginar. Desde el rock más duro que recordaba a Rage Against the Machine, pasando por el sonido indie, el pop, el funk, el reggae, hip hop...
Una fuerza brutal, pero, siendo sinceros, cuando llevas escuchadas unas canciones agradecerías que se ciñeran a un estilo, que definan cómo quieren sonar, porque al final todo acaba convirtiéndose en un pandemonium musical desconcertante... La fusión está bien, pero los estilos no pueden chocar, deberían tomar nota de sus compañeros neoyorquinos de anoche, capaces de enfrentar los más diversos estilos en una misma canción con una suavidad y calidad ejemplar.
No puedo decir que The Go! Team me disgustaran, sonaban originales e invitaban a bailar, pero está claro que el suyo no es mi estilo ni mucho menos. Demasiada energía, demasiado ruido y muy poco sosiego... Eso sí, la canción que más me gustó fue la más tranquila, con el banjo, la guitarra acústica y la armónica llevándome muy lejos de mi asiento...
En conclusión, una gran noche en la que descubrí a los geniales New York Ska Jazz Ensemble, me enamoré de Imelda May y comprobé que The Go! Team nunca será mi grupo favorito... Esta tarde más, ¡con Glez y Luis Auserón!