Hace hoy 110 años, un 14 de mayo de 1907, nacía en la localidad de Burriana (Castellón) Vicente Enrique y Tarancón.
Con el paso del tiempo, llegaría ser cardenal y a presidir la Conferencia Episcopal Española en tiempos recios del postconcilio y la transición española. Sufrió insultos, críticas y amenazas (como la tristemente célebre "Tarancón al paredón") por parte de quienes no veían con buenos ojos la implantación de la democracia.
Hoy es recordado como un hombre socialmente comprometido, un hombre de paz, que trabajó por la reconciliación en un país dividido, en medio de incontables obstáculos.
En 1970 ingresó en la Real Academia Española, con un discurso titulado Liturgia y lengua viva del pueblo. A su muerte, ocurrida en 1994, Víctor García de la Concha, -quien, siendo sacerdote, había colaborado con Tarancón cuando este era obispo de Oviedo-, le dedicó un sentido artículo del que extraemos estas líneas:
"En el proceso de beatificación de Teresa de Jesús testificó una monja que la Madre tenía un exterior tan desenfadado y cortesano que nadie que la viera podría reputarla por santa. De la misma fibra era don Vicente. Se producía en todo con tal naturalidad, que muchos podrían atribuir a desparpajo lo que brotaba de una libertad de espíritu arraigada en la tradición viva de la iglesia. Como Teresa de Jesús, no quería tampoco parecer "letrado" -"Soy un académico llano", le gustaba repetir- y se le daba poco de las disquisiciones de escuelas teológicas. Pero todos sus documentos importantes -tal la famosa homilía de los Jerónimos ante los Reyes- eran fruto de la discusión con los estudiosos, miembros destacados hoy, varios de ellos, de la jerarquía eclesiástica española. [...] En la última visita, herido ya él de muerte, comprendí que había pasado por la vida desprendido de todo para ensanchar el espíritu y ser, en verdad, pontífice: hacedor de puentes" (ABC 30-11-94, p. 79)
Tarancón tenía en nuestro monasterio de Puçol una amiga de juventud, natural de Vinaroz, su primer destino como coadjutor en 1931, con la que había compartido tareas de apostolado en la Acción Católica. Nuestra comunidad recuerda con gratitud las visitas del cardenal, que permitieron a las hermanas, entre otras cosas, conocer de primera mano las sesiones del Vaticano II. A monseñor Tarancón el Carmelo le era familiar, y Teresa de Jesús, era para él una figura de referencia.
El 7 de octubre de 1982, año del IV Centenario de la muerte de la santa, el cardenal clausuró un Congreso Internacional dedicado a ella. Lo hizo en el marco de la Eucaristía en Alba de Tormes, y a través de su homilía, desarrolló la idea de la actualidad de la Madre Teresa, de lo que esta mujer, mística y escritora podía aportar la Iglesia y a la sociedad. Reproducimos, a continuación, sus palabras, texto tomado de las Actas del Congreso.