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Llegando a esta torre en la casa del Ardiáca, un acueducto procedente del Besós atravesaba la plaza de la Catedral. En esta, en 1954, el MUHBA localizó la cimentación de cuatro pilares más (Miró, 2010). El arco exento de este acueducto del Besós (o de levante), en el exterior de la torre de la muralla, es una reconstrucción reciente sobre cimientos romanos, copiando el arco que se encuentra dentro de la torre. En 1988, quedaron expuestas otras 4 arcadas de este acueducto del Besós integradas en una pared medianera, que se ha dejado al descubierto en la calle Durán i Bas junto a la calle Capellans (Beltrán de Heredia et al., 2001: 26). Los cimientos de dos arcos más, contiguos a los anteriores, se encontraron en el año 2007 en la excavación y restauración de la casa nº 25 de la calle Ripoll y en el patio anexo (Ripoll, 2007).
Acueductos y demografía en Barcino
Este acueducto prosigue por la calle de les Magdalenes, en cuya casa nº 25, Mayer y Rodà encontraron la base de un pilar en 1977 (Mayer, Roda, 1977). Continuaría por la calle Sant Pere mes Alt, pasando por el actual Palau de la Musica Catalana. Y un plano del siglo XVIII lo registra muy cerca de Sant Pere de les Puel∙les, al noreste. El canal hacia Montcada tiene 11,3 km y sigue el recorrido conocido del Rec Comptal medieval. Allí las últimas investigaciones de Carmen Miró y su equipo señalan a una galería de captación de aguas subálveas en el Besós. Esta era la práctica romana para asegurar la calidad del agua (Miró, 2010, 2011).Como se conocen con detalle las características de este acueducto y su origen, ha sido siempre posible calcular el caudal que podía transportar. Cerca de 15.000 m3 por día. Con los hábitos de consumo romanos, sobraría para una población de 15.000 personas (Frontinus, 2003). Y el Besos podía entregar mucho más. Regresando a la ciudad amurallada, Fernández Casado hace notar que en la capilla románica de Santa Lucía, en el claustro de la catedral, en la pared izquierda, poco antes del ascensor al Archivo de la Catedral, está integrado uno de los pilares de este acueducto de levante (Fernández Casado, 2008: 219-229).
Acueductos y demografía en Barcino
Al parecer la conducción intra muros era paralela al decumanus en dirección al templo y al forum. Mucho menos conocido es el acueducto situado a poniente. Un pilar y un arco de este segundo acueducto, está dentro de la torre anterior. También se encontraron en la plaça Nova en 1954, por el MUHBA, restos de la cimentación de otros cuatro pilares (Miró, 2010). Se desviaban muy suavemente para encarar la calle dels Arcs. Y por la calle dels Arcs (un topónimo muy sugerente) y por la puerta del Ángel apuntaban hacia el Paseo de Gracia. Fernández Casado anota que restos de otros dos pilares eran visibles en 1967 en dos casas de la calle dels Arcs.
Place your ad hereLoading... En el zaguán de la casa nº 3, ya derribada en 1970, y en una casa que estaba en restauración como sede del Real Círculo Artístico. Ambos han desaparecido (Fernández Casado, 2008: 220). Pujades, en 1609, testimonia otros pilares en esta misma calle (Pujades, 1829). Iorba (1589) y Francesc Socias (1650) confirman indicios de este recorrido. Así como Laborde (1806), que es el que sugiere, – sin otro argumento que la orientación del acueducto-, que el agua vendría de la “montaña” (Miró, 2010). Durante décadas se ha buscado en la “montaña”, es decir en Collserola, la captación de aguas de este acueducto. Algo posible, pero en realidad inverosímil económicamente por la exagerada pendiente que esto supondría para la canalización.
Y no faltan alternativas para una toma de agua, más abajo, ya en el Pla de Barcelona. Un acueducto en Barcino está datado en la primera mitad del siglo I d.C., en la época del emperador Claudius (del 40 d.C hasta el 54 d.C,). Unas pocas décadas tras la construcción de las murallas de la ciudad (AAVV, 2004; Miró, Orengo, 2010; 112, Miró, 2010, 147-164). Por un documento epigráfico, se conocen las circunstancias de la construcción de otro acueducto. Es una inscripción que está en el Museu Arqueológic en Montjüich. Esta dice que en el año 125 d.C. Lucius Minicius Natalis y su hijo Quadreni Ver construyeron unas termas públicas en unos terrenos de su propiedad y las proveyeron de agua (y unas termas necesitan un acueducto). Esta lápida se encontró en la plaza de San Miguel, donde se han excavado estas, las más importantes termas romanas conocidas en Barcino.
Acueductos y demografía en Barcino
Pero con estos documentos no se identifica al acueducto fechado. Durante mucho tiempo, se ha supuesto que Lucius Minicius construyó tardíamente un acueducto suplementario, de poca capacidad, únicamente para alimentar a sus termas (Miró, Orengo, 2010, Miró, 2011). Para eliminar las dificultades técnico-económicas de un suministro desde la “montaña”; – últimamente -, se ha propuesto que tal acueducto de poniente no existiera realmente. Y que se trataría de una bifurcación del acueducto principal procedente del Besós. Esta sugerencia se apoya en la falta de incrustaciones calcáreas en el canal del acueducto de poniente, ya en la muralla (Orengo, Miró, 2013).
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Sabiéndose que en la salida de los manantiales de Collserola sí se dan incrustaciones importantes, Pero olvidando que en una canalización abierta al aire, tras algún que otro kilómetro, toda tendencia a incrustar de los inestables bicarbonatos alcalinotérreos de origen edáfico ya habría desaparecido. Además los testimonios muy creíbles del acueducto de poniente, en la calle dels Arcs, ya expuestos (Iorba, Pujades, Socias, Laborde, Fernández Casado), resultarían entonces inexplicables. Tampoco los pragmáticos constructores romanos hubiesen emprendido tal costoso desdoblamiento sin una justificación sólida. Y no se conoce ninguna razón objetiva para tal inversión.
Por otro lado, armonizando una cronología del crecimiento de Barcino con la morfología y evolución más probable de su suministro de agua, se puede jalonar la historia demográfica de la ciudad. Faventia-Barcino construye sus primeras murallas alrededor de año 14 a.C. Y es seguro que ambos acueductos fueron posteriores a la primera muralla de la ciudad. Sus primeros pilares se apoyan en este muro. Una pocas décadas después, en el año 41 d.C., – reinando Claudius – y siendo Barcino todavía un parvum oppidum, como dice Pomponius Mela en De Chorographia, (+/- 40 d.C.) -, su población, su economía, sus necesidades y sus recursos serían muy limitados. Entonces, el pragmatismo y la eficacia romana obligarían a que solo se construyese entonces un suministro de agua modesto. Sobre todo para disponer de altura y caudal de agua para las termas del puerto. Se aprovecharía la experiencia de Roma, de Baetulo y de tantas otras ciudades del imperio más antiguas, donde se usaban frecuentemente galerías de captación de aguas subterráneas (de la Peña, 2010).
Desde Avienus (siglo IV) ha constado la riqueza en aguas subterráneas en Barcelona. De esta forma, en la época de Claudius (41 – 54 d.C.) (AAVV, 2004; Miró, Orengo, 2010; 112, Miró, 2011, 147-164), sería de esperar que se construyese un primer y modesto acueducto (el de poniente). Este sería de escasa longitud y de poco costo, aunque de poca capacidad. En aquel momento no se podía anticipar tan gran futuro a Faventia-Barcino. Baetulo (Badalona), algo mayor, con termas y teatro, a pocos kilómetros, en un entorno geológico idéntico al de Barcino, tomaba un caudal subálveo y lo conducía por una galería subterránea (que se ha excavado) hasta unos arcos a la entrada de la ciudad (Padrós, 1999). Claudius impulsa por primera vez a los ciudadanos romanos a colonizar y desarrollar comercialmente el Imperio. No mucho después, Plinius en su Naturalis Historia (77 d.C.) ya resalta a Barcino como un oppidum civium romanorum.
En pocas generaciones, a lo largo del siglo I d.C., es perceptible que la ciudad da un vuelco considerable en población y riqueza. Tras estos años, – dado el evidente crecimiento demográfico de la ciudad y de su consumo.- las fuentes de un primer acueducto modesto (en el Pla de Barcelona) serían insuficientes. Y, según su propia inscripción, Lucius Minicius se ufana de la traída de aguas a sus termas. Lucius Minicius nace en Barcino en el año 96 y es hijo de un senador de origen plebeyo. Su actividad se proyecta en todo el Mediterráneo. Especialmente el consumo de agua aumentaría muy notablemente al construirse en la plaza de San Miguel (intra muros) las termas donadas por Lucius Minicius; las segundas termas públicas de Barcino. Sería muy lógico que fuese entonces, a principios del siglo II d. C., cuando Lucius Minicius extraiga agua de un nuevo acueducto de mucha más capacidad.
Verosímilmente del acueducto del Besós. Era mucho más largo y debió ser muy costoso. ¿Fue construido solo una parte o todo por Lucius Minicius? Tanta generosidad “evergetista” no sería entonces inusual. Sería muy lógico que el nuevo acueducto se conectase con la red de distribución intra muros pre-existente. Solo así se puede ahora explicar que entre en la ciudad junto al acueducto anterior. Con este nuevo acueducto del Besós sobraba para alimentar a estas Termas y a toda la ciudad. Es muy probable que una buena parte de su generosa aportación se aprovechase extra muros, ya que intra muros no cabía tanta población ni tanto consumo de agua. Así la hipótesis más lógica es que el acueducto de más capacidad de Barcino fuese construido desde el Besós, a principios del siglo II d.C. para sustituir al primero de capacidad limitada, procedente de una galería de captación en el Pla de Barcelona. Sin llagar a demostrarse, esta sencilla visión de la traída de aguas a Barcino es mucho más razonable que las hipotéticas versiones anteriores.
El viejo acueducto ya no sería imprescindible. – ¿Tuvo sentido conservarlo? – Quizás sí -. Así, al menos hasta el siglo IV, suburbios, casas y villas periféricas cercanas a los muros podrían también tomar agua desde alguno de los dos acueductos de la ciudad. Dentro de la casa del Ardiáca es visible que no se destruyeron todas arcadas del viejo acueducto de poniente, Pero no podemos saber cuanto siguió operando. Pero sí es visible que quedó obturado a fines del siglo III d.C por la construcción de la torre. Es cuando, por las nuevas amenazas, se refuerza la muralla (Ravotto, 2014) y se despejan los alrededores inmediatos de ésta (Busquets et al, 2009). Tras la llegada musulmana en el año 712, hasta la muerte de Almanzor y la consolidación de la conquista cristiana, Barcelona es una ciudad fronteriza sujeta a frecuentes asaltos. Los siglos IX y X son muy turbulentos. En el siglo XI ya solo se puede reutilizar parte del recorrido del acueducto del Besós como una acequia – el Rec Comptal.Autor: Luis Conde Moragues para revistadehistoria.es
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