Revista Cultura y Ocio

Ada soriano

Por Acalvogalan
ADA SORIANO

Mencionada por:Manuel García PérezMª Engracia SigüenzaJosé Luis Zerón
Menciona a:José Francisco Blas SánchezJavier CatalánAntonio EnriqueManuel García PérezMª Engracia SigüenzaJosé Luis Zerón


Bio-bibliografíaAda Soriano: Orihuela, diciembre de 1963. Codirectora de la revista de creación “Empireuma”.Premio Nacional de Poesía “Montesinos 2000” (1995).He participado en algunas antologías como “Narradoras españolas de hoy” (Université de Perpignan, 1988). Libros publicados: Anúteba (Ed. Autor, Orihuela 1987); Luna esplendente o sol que no se oculta (Ed. Empireuma, Orihuela 1993); Como abrir una puerta que da al mar (Biblioteca pública Fernando de Loazes, Generalitat Valenciana, Orihuela 2000); Poemas de amor (Fundación Cultural Miguel Hernández, Orihuela 2010); Principio y fin de la soledad (Cátedra Arzobispo de Loazes, Universidad de Alicante, 2011).He publicado reseñas, cuentos, artículos y poemas en revistas nacionales y extranjeras. He versificado “El sabio desnudo”, colección de dibujos del pintor José Aledo Sarabia. (Ed. Digital de Ediciones Empireuma).“Luna esplendente o sol que no se oculta” fue traducido al inglés en 1994 por el hispanista Geoffrey Holliday. Algunos poemas han sido traducidos al valenciano y, otros, al rumano por Elena Liliana Popescu.


Hacia una poética en curso
 Los poetas persistimos, permanecemos en el tiempo y lo hacemos perdurable ya que somos descendientes de los poetas que nos anteceden. Somos una sucesión; eslabones de una cadena que comenzó a formarse hace cientos de años, cuando el hombre tomó conciencia de la muerte y necesitó plasmar sus sentimientos y se sintió, así, creador.La poesía es un hecho continuo, sin pausas; una prolongación permanente.Hay muchos caminos. Son muchos los que conducen al lugar donde se halla el árbol milenario. Los poetas admiran la impasibilidad del árbol y asisten a su movimiento. Los poetas indagan, se adentran en las entrañas del árbol; lo observan y lo analizan.El poeta deja constancia de la existencia del árbol y de la suya propia. No basta con contemplarlo o acogerse a su sombra en los calurosos días de verano. Es necesaria la complicidad entre el hombre y el árbol.



Poemas
La espada del Arcángel
Para “Figuras bíblicas” de Pepe Aledo
Algunos esperaban que no despertase de su letargoel dragón rojo de siete cabezas y, si lo hacía,que su atrevida cornamenta quedase clavada en el abismo.¿Es cierto que pudiste arrastrar tantas estrellas?¿Tan poderosa era tu cola de brillantes escamas?Estuviste al acecho, en las entrañas del aire.Ansiabas raptar a la mujer fecundadapara devorar al hijo que no te pertenecía.Luchaste a muerte contra el Príncipe de la Luz,el que en una sola noche y con una manoaniquiló a miles de hombres invocando la sombra.Al que descendió del cielo con una larga cadenapara esclavizarte y condenarte al destierro.
Oh San Miguel, arcángel de las cohortes celestiales,siempre con la espada desenvainada,dispuesta para el duro combate.Querías la gloria a cambio de eliminar a Satanásel deslenguado, el lascivo, el lujurioso.Dicen que lo derrotaste, que lo arrojaste a la tierra.¿Somos acaso sus descendientes?
Oh San Miguel, ángel supremo.Eres tú más seductor portando tu espada desnudabajo ese rostro bondadoso que cien dragonespavoneándose con sus cabezas rojas y cornudas.El fuego de tu pasión dejó a Satán y a sus hijossumidos en un inevitable desconcierto.
Publicado en el nº 2 de la revista “Lunas de papel”

Monólogo de una mujer
A todas las mujeres que sufren malos tratosy a la memoria de Constantino Romero.Con su maestría recitó este poema una tarde, en Pinoso.
Yo elegí estar aquí, no elegí la soledad, peroIba implícita, y estar es todo lo que me queda.     Ana Becciu    
Me he quedado sola.Las estrellas se aletarganen esta noche invernaldonde habita el desamparo, donde la tristeza alcanzalas cumbres más sombrías.Nadie me consuela.Así que me he unido a la noche,la que no tiene límites.Tras mi ventana asoma la lunaque reverbera en máxima plenitud.Derrama su blanco perfumepor el ángulo donde me hallo.Es el vientre redondo y firmede la mujer fecundada.……..Me he quedado sola, sí.Pero no me vence el sueñocon su ramaje entramadoni el golpe de la intemperieque penetra por las rendijas.Tengo las entrañas encharcadasde tanta lluvia vertida.En la humedad de mis ojosse refleja el cansanciode quien lo ha perdido todo.Yo me asomo a contemplarla nieve esparcida en el suelo,pero no me atrevo a pisarla alfombra mullida y quejumbrosa.Yo me asomo, sí, a veces.……..
Los almendros floridos y quietosme recuerdan el tamaño de su frutoque un día llegará.Yo quedo sumergida en su cáscaracomo la lluvia contenida en el charco.Callada, inútil, paralizada.Todo esto me digo.No confío en mí.Las plantas son frágiles.Muchos hombres lo proclaman.Me tomaste de la mano;tu ofrenda era adentrarnosen la inmensidad imperecedera,pero sólo fueron vibracionesde un sueño imperfecto.……..Ya se enderezan los primeros brotesdel amanecer.El alba blanqueala oscuridad de mi insomnio.En la quietud de la piedrase comprime el silencio.Yo permanezco recostadaabrazando a un niño inexistente.Quiero acontecer mientras observo,descubrirme de nuevo ante el espejoy horadar mi cuerpo, asistir al almaque ha quedado muda.Me he quedado sola, sí,con el vientre vacíoy un manojo de palabras.
Principio y fin de la soledad

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