La Sra. Ada Colau flanqueada por los dos líderes sindicales más carismáticos de nuestra vieja piel de toro constituyen el paradigma de como no se deben hacer las cosas.
Las propuestas de la Sra. Colau, como los argumentos para defender la postura de los hipotecados, son de auténtico surrealismo, algo así como si el personal hubiese sido obligado por la administración a adquirir viviendas para después sufrir las consecuencias del impago. Y nuestros sindicalistas, auténtico exponente de los estómagos agradecidos, que comulgaron con ruedas de molino durante mandatos populares y socialistas, en detrimento de sus representados, mientras los cabecillas de la banda disfrutaban pantagruélicas pitanzas en restaruantes de lujo. Digo banda porque el asalto a fondos públicos en Andalucía por parte de los sindicatos daría mucho que hablar, aunque eso es otro tema.
En definitiva, la foto de la vergüenza.
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