En el Parlamento Andalucía se está negociando estos dias la renovación de la Cámara de Cuentas y de otros órganos de extracción parlamentaria, es decir, cuyos componentes son nombrados por la presidencia de la Junta a propuesta del Parlamento. Y esto último se hace en proporción a la representación de cada grupo político.
La composición partidista de estos órganos de control es uno de los grandes defectos de nuestra democracia porque, tal y como son elegidos, resulta que los controlados son los que terminan controlando. Sus efectos perversos los hemos visto incluso en muchas sentencias del Tribunal Constitucional, o en estos últimos días, cuando el Tribunal de Cuentas ha revocado la condena a Ana Botella por la venta masiva de pisos protegidos a "fondos buitre" gracias al voto de los dos consejeros directamente vinculados con el Partido Popular.
Muchos creímos que los nuevos partidos que se han incorporado a la vida política española, y en especial Podemos que fustigó a los demás por este tipo de vicios, traerían consigo nuevas prácticas a la hora de elegir para esos órganos a quienes en virtud de su representatividad les pudiera corresponder. Pero no es así.
Adelante Andalucía acaba de dar otra muestra de que es inútil confiar en esa formación para esperar regeneración y para que luche con coherencia contra los vicios de la vieja política.
No voy a poner en duda que el elegido por Adelante Andalucía para formar parte de la Cámara de Cuentas de Andalucía, un licenciado en Economía y doctor en Sociología, sea adecuado para desempeñar las funciones que le corresponden a los consejeros de la Cámara. Imagino que se ve con capacidad para ejercer esa actividad tan especializada si ha aceptado el puesto, a pesar de que la auditoría de cuentas sea algo tan completamente ajeno a las actividades académicas y profesionales que ha desarrollado hasta ahora. Pero el asunto grave ni siquiera es ese.
Puede que esta persona esté preparada para ser consejero del órgano encargado de fiscalizar la gestión financiera, contable y económica de los fondos públicos en Andalucía pero lo que me parece escandaloso es que haya que traer a un hombre de fuera de Andalucía para ese cometido. Aquí hay docenas de mujeres economistas y auditoras de todas las sensibilidades políticas y por supuesto también progresistas, de izquierdas e incluso simpatizantes o afiliadas a Podemos e Izquierda Unida, que con toda seguridad se puede afirmar que están mejor preparadas que la persona de fuera de Andalucía que ha sido propuesta por Adelante Andalucía para formar parte de nuestra Cámara de Cuentas.
Decía Adelante Andalucía en su programa electoral:
- "Necesitamos la voluntad política y el poder propio suficientes para construir una nueva estructura económica sobre una base (...) feminista....",
- "Es preciso revisar el mecanismo de selección de sus integrantes (de la Cámara de Cuentas), reforzando su independencia".
- "El carácter andalucista de Adelante Andalucía es un elemento vertebrador de nuestros objetivos de gobierno" y "queremos abrir una senda alternativa y ambiciosa basada en (...) el empoderamiento de Andalucía".
Si es cierto que Adelante Andalucía está por la transparencia y por impulsar un nuevo tipo de hacer política y si quiere ser consecuente con su programa electoral está obligada a renunciar a la propuesta que ha hecho para la Cámara de Cuentas, que sólo puede explicarse por razones de amiguismo político, y proponer en su lugar a una mujer andaluza economista o auditora para ese puesto.