Me levanto por la mañana y enciendo la tele, escucho la radio: se que me hace mal, pero estoy viciada y no lo puedo evitar. Salgo a la calle y enseguida necesito una nueva dosis, quiero saber que ocurre, aunque al mismo tiempo esté más que harta de una y otra vez la misma noticia. Soy una drogadicta: a veces a mitad de noche me despierto angustiada intentando saber que habrá pasado y de nuevo vuelvo a caer y me vuelvo a chutar esa basura por las venas, aunque solo se que me hace mal.
Sí, han conseguido enviciarnos. Nos han inoculado miedo y terror y aunque queramos huir de él no podemos, ya hemos sido atrapados. De algo insignificante se ha creado una bomba explosiva que está paralizando buena parte de la actividad mundial.
Me enfrento, nos enfrentamos a una terrible amenaza creada artificialmente y que no tiene sentido. Pero si hay algo que si ha quedado claro es que quién haya querido poner esto en marcha lo ha conseguido. Para ello ha utilizado a los medios de comunicación como transmisores de esta epidemia de miedo y angustia, simplemente poniendo su foco en esas noticias, una y otra vez, haciendo que el resto de la realidad pase a ser irrelevante.
Han pasado solo un par de semanas desde que estalló la crisis en España y cada vez más gente empieza a estar cansada de este sinsentido. Son realmente las noticias sobre el coronavirus las que se han extendido como un virus y han contagiado a medio mundo.
¿Cuándo va a acabar esta pesadilla? ¿Quién la ha puesto en marcha? No sabemos nada, únicamente que somos totalmente manejables e influenciables.
Esta epidemia que es mucho menos cruenta que otras cientos o miles que hemos tenido a lo largo de la historia, se ha incrementado de manera exponencial por la cantidad de información que recibimos y consumimos: Casi infinita. Mientras la economía de muchas personas anónimas, y miles de empresas de muchas sectores pero especialmente el turístico se descalabran, sé que hay alguien por ahí que se está forrando de verdad ¿Hasta cuando durará esta avaricia? No no es tema de seguridad sanitaria es más un tema emocional e irracional.
Como guía turística esta crisis, está nueva droga, me ha afectado directamente: si tienes la increíble suerte de que no se te cancelen los tours, para poder trabajar debes confirmar que no has estado en Italia en los últimos 14 días y si es así, presentar una prueba del coronavirus negativo. Aún así, tu trabajo pende de un hilo, ya que hasta 24 horas antes pueden cancelarte tu próximo viaje. ¿Qué vamos hacer tantos guías cuyos únicos ingresos dependen del sector turístico y que además no recibimos ningún tipo de compensación cuando se cancela un viaje, porque como autónomos no tenemos prácticamente ningún derecho a nada?
Podemos buscar otro trabajo, pero no sabemos cuanto más durará esta crisis, ¿Este mes, está primavera, toda la temporada, todo el año? Nos han puesto en la cuerda floja y como siempre unos caerán y otros sobrevivirán.
Es una guerra, sin armas, pero tan letal como cualquier otra y no por el irrisorio índice de mortalidad, sino porque está destruyendo la sociedad poco a poco: Prohibición de reuniones masivas, se cierran eventos públicos, aconsejan no besarse, no abrazarse, no relacionarse, no viajar, no moverse, trabajar desde casa...Quieren paralizarnos. Dirán que pretenden que no se extienda el virus, pero no se dan cuenta de que hay algo mucho peor que el coronavirus, que es el poder con el que han conseguido paralizar a medio mundo. Realmente nos hemos vuelto locos.
Si ya trabajar como guía era toda una aventura, un trabajo maravilloso pero inestable y dependiente totalmente de la demanda, ahora es simple y llanamente la incertidumbre absoluta y total.
Al mismo tiempo sé que sobrevivireros, no tengo ni idea de cómo, seguramente siendo fuertes ante la falta absoluta de seguridad, viviendo día a día y adaptándonos a cualquier oportunidad laboral que se nos presente.
Yo de momento he decidido que voy a dejar esta droga de la hiper información y aunque se que el síndrome de abstinencia llegará enseguida, también se que es la única manera de desengancharse y curarme de esta angustia que dura demasiado tiempo ya.