El término adicción deriva del vocablo latino "addicere" que significa condenar. Alguien que es adicto a una droga se encuentra sometido a ella. Pensemos, por ejemplo, en los adictos al tabaco recorriendo toda la ciudad a las tantas de la madrugada buscando un bar abierto o dejando un charla animada para salir a fumar un cigarro.
Pero ¿Que hace al alcohol, al tabaco, la cocaína, el chocolate o a cualquier otra sustancia adictiva tan deseables para nosotros?
Todos sabemos de los efectos perjudiciales que las sustancias adictivas tienen sobre nosotros pero todos somos adictos a algo. Pues bien, además de una cuestión social (Ej. Si fumo molo, si bebo soy mas simpático o si tomo coca demuestro mi poder adquisitivo) existe otro componente más importante. Todas estas sustancias estimulan los mecanismos cerebrales del refuerzo positivo, además, la mayoría de ellas también reduce las sensaciones desagradables, algunas de las cuales se deben a la acción de ellas mísmas (si consumimos se nos pasa el mono).
Esta estimulación es la clave: Los efectos reforzantes prevalecen sobre la consciencia de los efectos negativos de la droga. No podemos resistirnos porque nos hace sentir bien y eso refuerza nuestra conducta.
Todos los refuerzos naturales, como la comida cuando tenemos hambre, agua cuando tenemos sed o el contacto sexual, tienen un efecto fisiológico común: la liberación de dopamina. Esta sustancia nos hace sentir bien, consiguiendo que asociemos estas necesidades con un estímulo positivo (el refuerzo) para que tengamos ganas de repetirlas. El caso es que, las drogas adictivas siguen el mismo camino, se apropian de los mecanismos cerebrales que normalmente nos ayudan a adaptarnos a nuestro entorno. Desencadenan la liberación de dopamina en el cerbro (todo comienza en el núcleo accumbens), y así hacen que se refuercen las conductas de buscarla, dar los pasos necesarios para prepararla y después ingerirla, fumarla, esnifarla o inyectarla.
¿Qué pasa cuando dejamos de consumir la sustancia?
Entonces comienzan los síntomas de la abstinecia, que son de distinta gravedad dependiendo de la droga en cuestión. Pero cuando consumimos la sustancia la mala sensación producida por la abstinencia desaparece. Esto se llama refuerzo negativo. Una conducta que pone fin o reduce un estímulo aversivo, se verá reforzada.
Cuando una droga se deja de consumir largo tiempo, el adicto puedo experimentar a veces un ansia intensa por su consumo. Esto se debe a la activación del sistema dopaminergico mesolítico, lo que hace que nos acordemos al instante de la sensación placentera de consumir (ahora me fumaría un cigarro, jeje), lo que hace que los estímulos asociados con el consumo se vuelvan emocionantes y nos motiven, lo que nos incita a actuar.
En fin, cuando somos adictos estamos pillados por todas partes, pero se puede luchar para evitar el consumo. Un servidor es adicto al tabaco y lleva un mes y poco enfrentándose a su cerebro con éxito. En estos casos, nuestra fuerza de voluntad es nuestra mejor arma.
Ánimo.