Revista En Femenino

¿Adicta yo? Confieso…

Publicado el 08 septiembre 2017 por Lola Lemans @lemanslola

Son las 4 de la tarde en la oficina y tengo hambre. O tal vez lo que tengo no sea hambre, tal vez lo que tengo es aburrimiento, ganas de que se hagan las 6 para salir de la oficina. Tal vez no sea hambre, pero… muy cerca mío hay una pecera llena de bombones, caramelos y todo tipo de dulces, que mis colegas belgas son capaces de tomar un par con un cafecito pero yo no. Sé que si empiezo a comer, ya no pararé.

Esta historia ya la conté antes, simplemente porque es una historia repetida. Hay un patrón: empiezo a comer cosas dulces y no puedo parar. Me dan un subidón de aparente energía pero la energía es falsa, o por lo menos desaprovechada, porque estoy ya en el medio de un atracón y no puedo hacer nada más que comer. Respondo un email y como. Llamo por teléfono y como. O no como, pero entonces no puedo pensar en nada más que no sea la la desesperación por seguir comiendo.

Soy completamente consciente de que este es un problema y que para resolverlo necesito de mis habilidades de autocuidado como Diva, Reina y Diosa.

Si como Diva me hubiera mimado, hecho más de lo que me gusta como salir a caminar un rato escuchando música, probablemente no me habría tentado a las 4 de la tarde.

Si como Diosa hubiera parado a tiempo, y me hubiera apartado a meditar un rato elevando mi vibración energética para así cambiar las emociones, probablemente habría superado la tentación.

¿Y cómo Reina? ¿Qué puedo hacer como Reina? Reconocer que hay algo que no está funcionando, que está interfiriendo con mi vida, y que necesita una solución más directa.

Ese “algo” que está interfiriendo es mi adicción a los hidratos de carbono refinados, de alto índice glucémico. Esas harinas y azúcares que es tomar una galletita y terminar el paquete. Una papa frita y no parar hasta que no haya más. Incluso en público (emoji mortificado).

Esta adicción no es imaginaria, y puede ser que te pase a ti también. Observa cómo las harinas y azúcares están en presentes en tus hábitos alimimenticios. ¿Eres capaz de vivir sin ellas? ¿Qué pasa si te sacan el pote de helado después de una cucharada? ¡Yo me transformo! ¿Se siente como adicción, o no?

Yo no quiero vivir como una adicta.

Yo quiero vivir en libertad. Y las harinas y azúcares refinados me tienen presa.

Quiero ">">" target="_blank" rel="noopener">#SentirmeDivina. Y las harinas y azúcares refinados me hacen sentir horrible.

Quiero Más Placer y Menos Dieta, quiero ser capaz de comerme un (un!) macaron de La Duree, sin tener que preocuparme por cuándo y dónde me dará el próximo atracón (¡merd!).

Tiene sentido hacer algunos cambios para conseguir la vida que quiero. Si siempre hago lo mismo, si sigo comiendo de la misma manera… ¡obtendré el mismo resultado! Algo hay que cambiar para terminar con esta adicción.

He tomado una decisión de Reina: voy a eliminar drásticamente los hidratos de carbono por un tiempo, a ver qué pasa.

Como una Reina, he tomado la decisión siguiendo el consejo de quien confío, y me he informado y documentado lo suficiente porque no quiero correr riesgos innecesarios.

Creo en la responsabilidad de cada una para experimentar lo que le hace bien a nuestro cuerpo, sin hacer locuras ni comprometer la salud.

Mi objetivo a largo plazo es vivir sin harinas y azúcares refinadas, esto lo tengo claro desde hace mucho tiempo, pero me está costando demasiado.

¿Adicta yo? Confieso…
Entonces he tomado la decisión a corto plazo de en modo “shock” tomarme unos días para acostumbrar al cuerpo.

Sigo convencida de que las dietas no sirven, de que una dieta tiene una fecha de caducidad, mientras que un estilo de alimentación es para siempre.
Pero a veces, para llegar a establecerte en ese estilo de alimentación a largo plazo, hay que hacer algún cambio drástico por unos días.

Como un avión que despega y luego a cierta altura, se establece en velocidad de crucero.

La decisión que he tomado es por 10 días reducir drásticamente los hidratos de carbono (hdc), y estoy comiendo de esta manera:

  • Huevos, carnes, pescados, aceite, vinagre, limón, mantequilla (no margarina), sal, pimienta: la cantidad que quiera
  • Verduras de hojas verdes como lechuga, escarola, berro (canónigos), espinaca, rúcola: tienen rastros de hdc, la cantidad que quiera
  • Aceitunas, maníes (cacahuetes): máximo 30 gr por día
  • Máximo medio tomate por día, máximo 1 diente de ajo por día
  • Quesos, fiembres/embutidos, mayonesa, crema de leche: miro la etiqueta para estimar los gramos de hdc, para no pasarme de 30g por día
  • Como soy muy gourmet, considero hojas verdes las hierbas frescas como albahaca, eneldo, perejil, cilantro, menta, además en gramos lo que se usa es poquísimo
  • También uso condimentos de todo tipo, especias e hierbas secas
  • Bebo mucha agua, más que los 2 litros que estaba bebiendo, y esto es importantísimo. También bebo té verde (porque no me gusta el café), y cada noche (en vez de mi usual postrecito), un vaso de gaseosa dietética (que aclaro que no quiero a largo a plazo en mi vida porque es muy artifical)
  • Estoy tomando suplementos de magnesio

No me gusta que me digan lo que tengo que comer, que me den un “plan de comidas”, estas reglas que adopté me dan mucha libertad.

Esta manera de minimizar por un tiempo los carbohidratos no las siento como una dieta, lo hago con la misma intención que cuando hice Whole30 en enero, como un tratamiento shock para superar mi adicción.

Como un fumador que deja el cigarrillo. Como un alcohólico que deja el trago.

Así estoy yo estos días, despegando.

Reportaré resultados cuando alcance la velocidad de crucero.

¿Y tú? ¡Cuéntame en los comentarios! ¿Eres también adicta a los hidratos de carbono? ¿Tienes algún plan para superarlo?


¿Adicta yo? Confieso…
¿Adicta yo? Confieso…

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