Ashley N. Gearhardt, MS, M. Phil., De la Universidad de Yale, New Haven, Connecticut, y sus colegas hicieron un experimento en el que tomaban medidas de las señales emitidas por el cerebro (a través de resonancias magnéticas) en respuesta a la ingesta de un alimento muy sabroso batido de chocolate frente a una solución de control de mal gusto, y también ante el consumo de otro batido de chocolate frente a una solución sin sabor.
Los participantes con una alta adicción a la comida demostraron una mayor actividad en el cortex prefrontal dorsolateral y el caudado antes de la ingesta del batido de chocolate y la reducción de la activación en el cortex orbitofrontal lateral durante el consumo en si de dicho alimento sabroso, frente a los que no tienen dicha adicción los cuales tuvieron una activación menor de dichas zonas antes de la ingesta.
Otro estudio apoya la idea de que el cortex orbitofrontal que comentábamos antes se encuentra en el centro de una red específica cerebral que funciona como un sistema de vigilancia anticipado, según Luis Nahum, el primer autor del estudio.
"Esta capacidad es probablemente tan antigua en la evolución como la de reacción instintiva a los estímulos amenazantes, y su falta priva al cerebro de la capacidad de permanecer expectante a la realidad", explica Armin Schnider.El experimento que respaldo este estudio consistió en tomar igualmente medidas por resonancia magnética del cerebro al mostrar a los individuos un disco simple de color negro (estímulo neutro) o una araña (estímulo potencialmente dañino). El equipo de investigadores, dirigido por el profesor Armin Schnider de los Hospitales Universitarios de Ginebra, en Suiza, encontró una fuerte activación de las áreas visuales del cerebro cada vez que apareció la araña. Sin embargo, independientemente de si el disco o la araña era el objeto mostrado, ante la predicción de su aparición se activaba esta red cerebral incluyendo el cortex orbitofrontal.
CONCLUSIÓN
En resumen, el incremento de las puntuaciones obtenidas en las resonancias tanto de los adictos a la comida como de los expuestos a situaciones inesperadas, se asocia con una mayor actividad de las regiones que juegan un papel en la codificación del valor motivacional de los estímulos de respuesta a las señales de los alimentos y de predicción de posible alarma respectivamente. Por esto el cortex cingulado anterior y el cortex orbitofrontal se han implicado en la motivación para alimentarse y consumir drogas entre los individuos con adicción a estas sustancias, en respuesta a la predicción de una satisfacción o beneficio exagerado por parte de las sustancias hacia el adicto provocado por una disfunción en estas zonas.
Fuentes: physorg (Enlace 1, enlace 2), medicalxpress, archpsyc