Revista Salud y Bienestar

¡Adiós 209!

Por Anna
¡Adiós 209!Querida taquilla, querido futuro medicoblasto... hoy, esta entrada es para vosotros.
En unos días llenos "es la última vez que..." hoy ha sido la última vez que te he abierto y cerrado, y ya has visto que no he podido contener las lagrimitas. Al verte vacía, me han venido a la cabeza montones de cosas que hemos vivido, y no me he resistido a llorar tu pérdida.
¿Te acuerdas de cómo no te abandoné? Ni siquiera cuando pasé a ser de los mayores, estudiante de tercero, y tuve acceso a las taquillas molonas de la planta baja... Esas más grandes, justo enfrente de las salas de disección, y que no te hacen subir escaleras corriendo porque llegas tarde al hospital. ¿Sabes una cosa? Antes, cuando esas taquillas estaban reservadas a los VIPs (ahora me han chivado que puedes tenerlas desde 1º), antes de conocerte, tuve una de ellas... pero son más pequeñas, por más que sus defensores lo nieguen: esa forma de L sí, te deja colgar el abrigo o la bata, pero no hay espacio para los bolsos y libros. Yo prefiero tener mi ropa doblada, y poder dejarlo todo, por eso la dejé a los pocos meses.
La gente me miraba raro cuando iba contigo... todos los futuros médicos se creen especiales con sus taquillas de L, y en tu planta acostumbran a estar sólo los futuros enfermeros, así que siempre iba sola a por mis cosas. Pero casi cada día, si llegaba apurada de tiempo, veía a alguien cambiándose allí mismo, delante de ti, y me dibujaba una sonrisa mientras le decía "buenos días"... y me tranquilizaba que hubiera alguien porque, en otras ocasiones, tu habitación daba algo de miedo. Recuerdo como la madre de una compañera nos decía siempre que miráramos en los huecos que hay al final, donde alguien puede esconderse. La verdad es que siempre lo consideré una tontería, pero bien sabes que cuando tuvimos a un violador por el párking del campus ¡era la primera en encender la luz y mirar en el rincón!
Además de lo evidente hoy, al vaciarte, he visto cosas de otro tiempo. He visto, por ejemplo, una bolsa con regalos para unos amigos que nunca fueron entregados... ¿Te acuerdas? Fue justo el mismo día que te estrené, hace ya muchos años, y guardé allí los regalitos que traía de mi viaje a Marruecos para dárselos a mis amigos. No se los llegué a dar, porque esa gente me dio la espalda cuando los necesité, y allí han seguido día tras día, donde los veía cada vez que te abría, para recordarme los malos momentos.  Pero en seguida miraba a tu puerta interior y veía esa curiosa pintada, esa que te hizo Polilla en 1º. ¡Sí, Polilla fue la primera que te tuvo! Pero ella sucumbió a las taquillas "molonas" y, por casualidades de la vida, te heredé. Y ver esa pintada, que hicimos cuando todavía creíamos tener amigos, me recordaba que algunas personas como ella, amigas de verdad, siguen presentes todavía en mi camino.
He sentido una punzada de dolor al quitar mi llave del llavero que la ha cobijado tantos años... Ha sido entonces cuando he pensado que esto se termina, que ya no volveré a verte, querida 209. Tenía una nota en mente, estaba empezando a escribirla, cuando he recordado que cada verano os vacían a todas y no hubiera llegado a septiembre. ¿Una nota para qué? Quería decirle al próximo medicoblasto que te abriera que te llenará de ilusiones, esfuerzo y sentido común; que te tratara bien, porque pronto, antes de que se diera cuenta, la estaría cerrando para siempre. Que aprovechara estos años para aprender, no sólo una profesión, sino también algo acerca de las personas.
Así que como no he podido dejar mi huella en ti, lo hago a través de esta entrada. Sólo me queda pedirle a Polilla que, si puede, recapacite y vaya a consergería para que seas su taquilla; sé que serás fiel con ella, que le traerás suerte y la cuidarás, y le recordarás cada día que más pronto que tarde, todo termina. De todos modos, sino es ella, trata bien a tu futuro inquilino.
¡Adiós 209!Si tienes algo que decir, déjame un comentario :)

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