Sí, por irreal y absurdo que parezca a día de hoy en España, supuestamente un país aconfesional, sigue habiendo una asignatura denominada “religión” que en ningún caso menciona otra religión que no sea la cristiana. Desde hace aproximadamente una década este tema empezó a mencionarse en la comunidad política pero sin hacer nunca un verdadero hincapié en la necesidad de enfocarlo de otra manera y esa manera sería utilizar dicha asignatura para enseñar cultura y no para adoctrinar en una única religión.
Por primera vez en la historia política del país, en el año 2018, el actual partido de Unidas Podemos y Compromís, respaldados por cuarenta colectivos y organizaciones presentaron una Proposición No de Ley ante la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados.En dicha PNL instaban al Gobierno a sacar la religión confesional del horario lectivo y del ámbito escolar. A día de hoy la proposición no ha tenido ningún avance significativo, pero en la Comunidad Valenciana se ha puesto en marcha un programa piloto para implementar el islamismo y el evangelismo como religiones alternativas. Este programa se desarrollará en 13 centros educativos para un total de 162 alumnos, siendo el centro de Crevillent, el primero en impartir clases de religión islámica.
En mi opinión en lugar de centrarnos en debatir si debemos o no impartir la asignatura en nuestras aulas, deberíamos detenernos a pensar y debatir, si queremos ¿religión o cultura?A día de hoy, todos sabemos que al fin y al cabo, la asignatura en sí no sirve para nada ya que la mayoría de los niños terminaran el curso sin saber siquiera quién era Noé. De hecho hace ya unos años dejó de ser una asignatura que pudiera afectar en la media global del alumno.
Creo que deberíamos utilizar esa preciada hora de nuestro tiempo para enseñar a los jóvenes algo tan básico como hacer la declaración de la renta, entender un contrato de trabajo, gestiones administrativas… Sin olvidar la urgente necesidad de enseñar a la población como reaccionar ante emergencias y accidentes, así si “Dios no lo quiera” en un futuro asisten a alguien en un accidente, puedan practicar las maniobras de reanimación cardiopulmonar en lugar de esperar a que llegue una salvación del cielo.