En octubre del año 2010 una serie de estudios encabezados por el científico Steven Vogt, dio como conclusión la existencia de algunos exoplanetas orbitando la estrella Gliese, la cual es una enana roja cuya distancia de la tierra es de aproximadamente unos 20,22 años luz; el descubrimiento realizado por Vogt y su equipo fue algo descomunal y con gran revuelo mediático, pues se trataba nada más y nada menos que de dos planetas rocosos en plena “zona de ricitos de oro”, es decir, en la zona habitable de ese sistema solar, compuesto hasta la fecha del hallazgo por 4 exoplanetas con condiciones de vida similares a las de júpiter.
Los planetas descubiertos por Vogt fueron Gliese 581g y Gliese 581d, cuyas características expuestas durante la presentación de los resultados del estudio fueron impresionantes, estos cuerpos celestes además de ser rocosos estaban a una distancia ideal de su estrella como para albergar agua en estado líquido, añadido a esto la perspectiva científica sobre Gliese 581g parecía bastante clara, dado incluso su paisaje, gravedad, atmósfera y condiciones en la que pudo haberse desarrollado la vida habían sido puestas en consideración; la órbita de ese planeta era similar a la de la Luna y por lo tanto, en medio planeta habría una noche eterna, mientras que en el otro lado un día eterno.
Lo que causó más fascinación con el descubrimiento de los dos planetas, fue el hecho de que dos años antes de que esto ocurriera, en esa misma zona del espacio se pudo observar una señal de luz que parecía ser un intento de comunicación con otras especies de vida, de una civilización inteligente proveniente del sistema solar Gliese, para ser más exactos de Gliese 581d.
La expectación no tuvo precedentes, definitivamente allí había vida, sin embargo, el astrónomo suizo Francisco Pepe puso en duda este descubrimiento, por lo que tras investigaciones más profundas se llegó a la conclusión de que esos dos planetas nunca existieron y/o más bien fueron el producto de conjeturas deliberadas de Vogt y su equipo ante la obtención de unos datos bastante endebles, por lo tanto el pulso de luz que se captó desde el sistema solar de Gliese fue producto de la actividad de la misma estrella.