Adiós a Saramago
Leyendo a Saramago tuve la oportunidad de encontrar un acucioso libre pensador, intelectual, filósofo mal comprendido tal vez, capaz de plasmar sus ideas a través de una técnica que mezclaba personajes, historias y sentimientos con una prosa inteligente por innovadora, siempre abierta a la crítica y a la inquisición del tema tratado. Buscando el enriquecimiento intelectual del lector, no para que se convirtiera en más culto o más sabihondo, sino porque en la intención de escritor, su trabajo se empeña en buscar al filósofo detrás de esos ojos de quien lo lee, lo invita a intentar descubrir una verdad insolente que se esconde en la comodidad de la cotidianidad, a aprender del amor por la verdad, simplemente a aprender a pensar. Con un estilo único que va reinventado la historia del hombre desde un ángulo literario utilizando una gran sagacidad, ironía y un confortante humor.
A través de su obra se descubre también a Portugal, esa nación ibérica con un legado histórico y cultural a veces no es muy bien conocidos entre americanos. Portugal para muchos en Latinoamérica es como la segunda madre patria, diría yo. Saramago era la expresión cultural contemporánea de la lengua portuguesa y un hombre orgulloso de su herencia lusitana, del mismo Portugal que lo censuró a causa de sus ideas políticas y ateísmo, a falta de reconocer la genialidad del escritor. Hoy se fue a un largo viaje por unos caminos en los cuales él nunca creyó.
Saramago, a pesar de la fama tardía que le llegó, era un verdadero escritor dado a la Literatura. No un escribidor ni autor en busca de fama o reconocimiento, aunque se la hubiera ganado, sino un hombre auténtico que escribió conforme a sus ideales y convicciones causando no pocas polémicas entre los poderosos. Y eso lo convierte en un gran ejemplo. En su obra Saramago presentaba constantemente las desigualdades sociales poniéndose al lado de los que menos tenían y defendiendo las causas más difíciles como la liberación de Palestina, salvajemente saqueada por la ocupación israelí, o la ayuda a la destruida Haití. De hecho donó las regalías de un de sus libros, La balsa de piedra, al pueblo de Haití para colaborar con su reconstrucción uno de sus libros.
Adiós, José Saramago.
Obras:
1947 Tierra de pecado
1977 Manual de pintura e caligrafía. Manual de pintura y caligrafía, novela filosófica acerca de la figura del artista.
1980 Levantado del suelo. Historia de varias generaciones de campesinos portugueses, testigos de las penurias del campo y de un tiempo aciago, que culmina con el triunfo de la Revolución de los Claveles.
1982 Memorial del convento
1984 El año de la muerte de Ricardo Reis
1986 La balsa de piedra. La península ibérica se desprende del resto de Europa y comienza a navegar por el Atlántico)
1989 Historia del cerco de Lisboa
1991 El Evangelio según Jesucristo
1995 Ensayo sobre la ceguera. Una extraña epidemia condena a una ciudad a la ceguera blanca
1997 Todos los nombres. Novela acerca de don José, un kafkiano burócrata que al encontrar en el registro civil la ficha de una mujer, de la que no conoce siquiera la cara, queda perdidamente enamorado, y sale a buscarla.
2000 La Caverna. novela que parte del mito platónico y critica el consumismo.
2002 El hombre duplicado. Dos hombres milimétricamente idénticos se encuentran: explora la angustia del ser anónimo perdido en una sociedad masificada.
2004 Ensayo sobre la lucidez. Investiga los límites de la democracia.
2005 Las intermitencias de la muerte. Acerca de un país donde la gente deja de morir.
2008 El viaje del Elefante
2009 Caín
43.650000 -79.533000