Siempre pensé que, antes que humorista gráfico o dibujante -genial, por cierto- Carlos Loiseau, Caloi, fue, es, un poeta.
Mi despedida llena de amor y agradecimiento, de sonrisas de admiración y de carcajadas por sus ocurrencias, a un creador que siempre me dejaba pensando, proviene de una de sus viñetas:
La imágen es de una mujer anunciando a los allegados de su esposo agonizante: “Dice que no quiere conversar con un cura ni con un filósofo en sus últimos instantes. Prefiere que le traiga a un poeta”.
Qué pena que se fuera tan rápido.
Chau, poeta…