Adios, amor, pero no me pidas que te olvide

Él era muy especial para ella, que sabía que ese cariño tan grande que sentía por él era algo muy intenso, algo que no había sentido jamás, algo que no podría describir ni con todas la palabras del mundo.
Ella sufría, lloraba, pero no entendía qué era eso que le pasaba.
Ella pensó que a lo mejor era amor lo que había golpeado su corazón.

Muchos ansían sentir algo así, pero seguro que es porque no saben que también lastima en muchas ocasiones, máxime cuando no es un amor correspondido.

Para ella, él era perfecto, una luz que brillaba antes sus ojos, una sonrisa hermosa, un carácter magnético, una atracción inexplicable.

Desde el primer momento ella se dio cuenta de que lo que le pasaba era que estaba enamorada, el amor había golpeado su corazón.

Tenían razón sus amigas cuando le habían dicho que saldría lastimada, no era un amor correspondido. En esos momentos, ella sintió una gran pena, sintió que la tierra se hundía bajo sus pies. Dejó de comer, de hablar, de salir con sus amigas, solo sentía ganas de estar a solas con ese amor que tanto la estaba lastimando.

Claro que sería mejor olvidarlo para no sufrir, pero eso requeriría mucho tiempo, tanto como toda la vida. A pesar de que estaba sufriendo por ese amor no correspondido, no quería olvidarlo. Sería mejor pensar que en algún momento acabaría su dolor. Enamorarse de nuevo ya no sería posible, jamás volvería a sentir lo que ahora sentía, pero si lo amaba tanto, por él debería olvidarlo, para qué hacerle sufrir con su pena, con sentirla ella era ya bastante. Puede que este amor no fuera el correcto, pero ha sido, es y será el único.