Triste noticia la de ayer. Otra pérdida irreparable más. Amparo Baró nos dejaba a los 77 años tras pelear con una terrible y larga enfermedad. Hacía tiempo que Amparo no desprendía luz desde los escenarios, pero su huella era grande y prolífica: Cine, teatro, televisión... Nada pudo con el talento de la Baró.
Se alzó con el Goya por su papel en "Siete mesas de billar francés", pero por si algo se la recuerda es por esa Sole que cautivó a todos los españoles durante nueve temporadas. Esa Sole, entrañable, roja y de mano larga... Larga para soltar collejas y larga para agarrar nuestros corazones...
Ampro, descansa al fin tranquila. Y desde ahí, donde quiera que sea, atiza en las nucas de todos aquellos que se lo merecen en épocas convulsas como la que nos toca vivir. Gracias por ser la madre de España durante largos años. Por regalarnos personajes maravillosos, esa comicidad bien entendida y ese drama que encoge el corazón en un solo suspiro. Gracias por formar parte de la historia de la tele, irremediablemente unida a la historia de mi vida.
Por Sergio Mata