Adios españa.

En mi anterior nota calificaba a España como el mayor manicomio del mundo, pero me quedé corto. Lo que hemos vivido esta semana ha demostrado que la locura y estupidez españolas son infinitas y que Catalunya y los catalanes hemos sido, somos y seremos lo más odiado, hasta extremos irracionales, por la mayoría de ciudadanos de esta inmensa barbaridad en que se ha convertido España.

José Mª Aznar en su día estableció un dialogo con ETA que incluía mediadores, y lo mismo hicieron otros, Felipe González y Alfonso Guerra entre ellos, pero ahora resulta que establecer una vía de dialogo con el independentismo catalán, democrático y pacífico, es muchísimo más grave que dialogar con una organización terrorista que asesinó a cerca de mil españoles, y hacerlo además con mediadores ya es digno de Satanás. Por esta razón los partidos del manicomio del régimen del 78 PP, C’ y Vox han convocado para el domingo una manifestación por la unidad de España y para presionar a Pedro Sánchez para que no haga con el independentismo catalán lo mismo que Aznar y Felipe Gonzales hicieron con ETA.

Y el zoquete blablablablabla que tenemos de presidente, que habla, habla y no para de hablar pero no hace nada de lo que dice, se ha arrugado y ha decidido que ni dialogo ni mediador ni nada, aunque como siempre los que se han cargado el dialogo son los partidos independentistas porque no renuncian a la autodeterminación.

Y hoy, nada menos que en Baracaldo, Pedro Sánchez ha soltado un discurso plagado de estupideces y tergiversaciones, de las que pongo algunos ejemplos a continuación:

Pedro Sánchez dice “La autodeterminación que reclama el independentismo catalán no cabe en la Constitución y no la aceptaré nunca”, por más que se repita una mentira no deja de ser falsa. Cuando los “constitucionalistas” que se chotean de la Constitución dicen que no permite la autodeterminación se basan en que la Constitución, como la de casi todos los países, establece la unidad territorial de España, exactamente igual que infinidad de países desde el Reino Unido y Canadá a Sudan donde se han celebrado referéndums de autodeterminación.

También dice “El debate no es si independencia si o independencia no, el debate es convivencia si o si”. Que el presidente del gobierno de un Estado que mantiene en la cárcel y exilados a buen número de líderes de aquellos con los que pretende convivir, cuando no solo no se ha podido probar ni uno de los delitos de que se les acusa, sino que hay inmensas evidencias de que no los cometieron, suelte esta idiotez me parece inmoral e indecente.

Y añade  “dentro de la Constitución, todo; fuera, nada porque no hay dialogo, todo son monólogos”. Se le ha olvidado decir que como a buen constitucionalista el texto de la Constitución le importa un bledo porque lo que cuenta es la interpretación que le den él y sus socios del PP, C’ y Vox.

Y para acabar los colmos de los colmos. Primer colmo “altura de miras, sentido de Estado y generosidad por parte de todos”. Frase probablemente sacada de algún cuento de hadas de cuando era niño.

Segundo y máximo colmo “Los catalanes han dicho reiteradamente que no quieren la independencia”. Debe referirse a catalanes que viven en algún planeta muy lejano porque los que estamos en la esquina noreste de la península ibérica  lo que hemos dicho reiteradamente es que SI la queremos, y con presidentes como Pedro Sánchez y sus asociados en PP, C’ y Vox mucho más todavía.

Curiosamente al mismo tiempo que se producían estas demostraciones de la actitud catalanofoba imperante en España ocurría el segundo accidente en pocos meses con víctima mortal en la red de cercanías de  Catalunya, en la que en 2008 el gobierno central se comprometió a invertir más de 4.000 millones, y tal como ocurre no ya con la mayoría de los compromisos del gobierno de España con Catalunya, sino con absolutamente todos sus compromisos, lo invertido hasta la fecha a duras penas alcanza a 450 millones, menos de un 12%.. Está claro que los catalanes somos una raza maldita que quiere romper España sin que tengamos ni una sola razón para quejarnos.