Muchos estarán encantados de ello, es más, seguro que dicen: “fíjate Javier, mucho tendrá que ocultar para quejarse”. Todos tenemos derecho a que nuestra vida privada, sea privada, ¿verdad? Pues desde hace poco aquellos que le deban a Hacienda más de un millón de euros tendrán un poco menos de derecho a vida privada. Pero, ¿Y si hubieran matado a un hombre, violado a una mujer o a una niña o puesto una bombra en unos grandes almacenes? ¿Entonces? Entonces por supuesto que tendrían derecho a vida privada, ¿como no? ¿Quienes somos nosotros para meternos en la vida privada de un asesino o de un violador? Nadie, no somos nadie porque esos tienen sus derechos, alguien que no pague a Hacienda no tiene derechos.
Ahora decidme todos que el que no paga, el que defrauda a Hacienda nos roba el dinero a todos y está viviendo de los demás. Ya, pero esa persona, ¿tiene menos derechos que alguien que mata? El aplaudir una medida como esta sólo porque a la mayoría de las personas no les va a afectar porque son defraudadores de más de un millón de euros tiene muchos peligros. El primer peligro es que una vez ya han empezado con los de un millón no habrá problema alguno para que en un futuro aparezcamos todos en alguno de esos listados por uno u otro motivo. Hoy alguien puede decir: Imposible; pero, ¿quien te dice a ti que mañana no pueda ser así?
Aplaudamos, aplaudamos todos, pero hoy son los mayores delincuentes y los mayores defraudadores los que legislan, los que deciden quién es digno de mantener su privacidad y los que deciden qué es delito y que no. ¿Van a publicar acaso un listado con los mayores ladrones y defraudadores de sus partidos políticos? Pues no, porque mientras no sea del dominio público, mientras no salte por alguno de los pocos medios de comunicación independientes que quedan, los delincuentes de los partidos son protegidos por sus propios compañeros o de gobierno o de oposición.
¿Y por qué perseguir a los defraudadores de Hacienda? Pues sencillo, porque defraudando a Hacienda le metes la mano en el bolsillo al que manda, al político, y eso no puede ser; ¿de qué va a vivir entonces si no vive de nuestro dinero? ¿Y como van a distinguir a aquel que no quiere pagar de aquel que no puede? Pues de ninguna manera, a ellos que más les da destrozar vidas ajenas con tal de salvar su vida y su culo.
Si, aplaudid, aplaudid la medida, dejaos engañar, dejaos convencer de que es más miserable alguien que no paga a Hacienda que alguien que mata. Dejaos que os coman el coco y dentro de nada nos enteraremos hasta de con quien se acuesta un defraudador. ¿Que no? ¿Que imposible? Tiempo al tiempo.