
La bebida energética Mountain View (Pepsi Co.) utiliza BVO
en Estados Unidos (Imagen: Ryan Bayne)
Pues bien, el uso del aceite vegetal brominado como aditivo alimentario está prohibido en la Unión Europea, India y Japón, entre otros lugares, debido a que un consumo elevado de este producto puede generar problemas cardíacos, reproductivos y de conducta (por ejemplo, psicosis), según revelaron varios estudios en animales. Además, existen otras evidencias sobre los perjuicios del Bromo para la salud humana, de los que hablaré en entradas futuras.
Sin embargo, en otros países como Estados Unidos, Canadá o México sí está permitida su utilización. Concretamente, en Estados Unidos se aprobó inicialmente en 1958, pero la FDA (agencia gubernamental encargada de la seguridad alimentaria) la prohibió en 1970 debido a la aparición de los primeros hallazgos sobre sus efectos nocivos para la salud. Sin embargo, al parecer, la presión de la industria logró que el Gobierno norteamericano realizara una aprobación provisional del BVO en 1977, reduciendo la dosis de aceite vegetal brominado que se podía añadir a los alimentos y manteniéndolo bajo vigilancia a la espera de nuevos estudios. Esa aprobación provisional aún hoy día contínua... ¡37 años después!

Pepsi Co. retiró el BVO de Gatorade en
Estados Unidos (Imagen: Marc Gelinas)
No obstante, se calcula que el 10% de los refrescos en Estados Unidos siguen utilizando aceite vegetal brominado.
Aunque esto, afortunadamnete, no nos afecta aquí en España, me ha parecido interesante comentarlo porque una vez más importantes agencias de seguridad alimentaria como la FDA (Estados Unidos) y la EFSA (Unión Europea) aplican distintas varas de medir con diversos aditivos. Algunos están prohibidos allí y autorizados aquí o, como es el caso, otros no se pueden utilizar aquí pero sí allí. ¿Estamos locos?
Si, evidentemente, no se trata de un aditivo imprescindible ya que en Europa se sustituye por otros que cumplen la misma función... ¿por qué no prohibirlo ante las primeras evidencias de riesgo? Evidentemente, porque hay muchos intereses económicos en juego. He leído en otros blogs la opinión de quimiófilos asegurando que estas prohibiciones obedecen a guerras comerciales entre fabricantes y patentes, que presionan para que no se autorice determinado aditivo y fastidiar a la competencia... Podría ser.
Pero, de la misma manera, también podría ocurrir al contrario (que es lo que yo creo). Es decir, que es la presión de los fabricantes la que logra "convencer" a las autoridades de un país para que no se fijen tanto en los estudios que dejan en mal lugar a sus productos o sustancias. Sin ir más lejos, esto ya lo hemos visto con el amianto del que existiendo evidencias innegables de sus perjuicios, no había manera de que se prohibiera debido al poder de sus fabricantes y, no seamos ilusos, a la extraordinaria facilidad con la que algunos gobiernos y agencias públicas se dejan querer por el poder económico.
