Administración fiduciaria profesional

La Administración Fiduciaria Profesional…

es algo que muchos clientes vienen pidiéndonos desde hace años pero que nunca hemos llegado a ofrecer porque hemos preferido mantener nuestra independencia entre las sociedades vendidas y su posterior administración. En la actualidad, y gracias a un convenio de colaboración con otro despacho independiente, estamos en disposición de ofrecer el servicio complementario cuando vendemos una sociedad. A continuación transcribo el texto de la web donde se explica el servicio:

Nuevo servicio de SOCIEDADES URGENTES

¿Qué es la Administración Fiduciaria Profesional?

La administración fiduciaria profesional le permite un mayor grado de CONFIDENCIALIDAD en nuestras sociedades.

Es posible que usted vaya a adquirir una de nuestras sociedades y no le interese, o no pueda, ser el administrador de la misma. En esos casos, lo normal es que usted busque a una persona de su confianza para que acepte el cargo de administrador. El problema es que esa solución puede no ser la más apropiada porque para administrar una sociedad se necesitan un mínimo de conocimientos que quizás esa persona no tenga. En esos casos es cuando usted puede hacer uso de la Administración Fiduciaria Profesional, donde un experto será quien aceptará el cargo de administrador y se hará cargo de la gestión con un coste razonable.

¿Qué consigue con la Administración Fiduciaria Profesional?

Lo primero, confidencialidad. Ya hemos comentado en distintas ocasiones que la compraventa de participaciones o de acciones no se inscribe en el Registro Mercantil (salvo casos de unipersonalidad fácilmente evitables), pero el nuevo administrador sí que debe inscribirse necesariamente. Contratando con un experto fiduciario, además de la confidencialidad de las participaciones, se consigue también una confidencialidad en la administración.

¿En qué se diferencia la Administración Fiduciaria Profesional de la figura del Testaferro?

Lo primero que hay que aclarar es que la figura del Testaferro, pese a las connotaciones peyorativas que a menudo tiene, no es ni mucho menos ilegal. El Diccionario de la Real Academia lo define como la persona que presta su nombre en un contrato, pretensión o negocio que en realidad es de otra persona. Eso por sí mismo no es ilegal. El problema es que a menudo se usa esta figura cuando la finalidad de la empresa es defraudatoria. En esos casos se suele contratar a un indigente o una persona completamente insolvente para que, a cambio de una pequeña cantidad, acepte el cargo de administrador. Aquí no estamos hablando de nada parecido. Quien acepta el cargo en este caso es un profesional conocedor de la legislación y las obligaciones mercantiles y por supuesto no se prestará a ninguna actividad ilegal o irregular.

¿En qué casos se puede contratar la Administración Fiduciaria Profesional?

Normalmente se utiliza en sociedades patrimoniales donde es importante la confidencialidad de cara a terceros, o en empresas de poco movimiento donde solo esporádicamente se realiza alguna operación comercial y, al igual que en el caso anterior, conviene mantener la confidencialidad. En cualquier caso, consulte con nosotros las posibilidades y las condiciones y le informaremos sin compromiso.

¿Quién se hace cargo de la Administración Fiduciaria Profesional?

Como conocedores del mundo empresarial y de la legislación mercantil, podríamos hacernos cargo directamente desde nuestro despacho, pero siempre hemos querido mantener una total independencia con nuestros clientes y por ello nunca hemos ofrecido el servicio. No obstante, ante la demanda cada vez más habitual, hemos decidido buscar una solución externa con un despacho de alta profesionalidad a quien pudiéramos subcontratar el servicio. La persona que aceptará el cargo será un abogado con amplios conocimientos mercantiles y jurídicos que, además de permanecer en el cargo, podrá asesorarle puntualmente y hacerse cargo de todas las obligaciones de la sociedad.

Ramón Cerdá

Administración fiduciaria profesional was last modified: marzo 10th, 2015 by Ramón Cerdá