Administrar un condominio en Italia

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La península italiana, si bien no ocupa una gran superficie (poco mas de 300 mil km cuadrados), cuenta con una población de mas de 60 millones de habitantes y salvo pocas zonas geográficas despobladas, tiene una densidad alta, mas de 200 personas por kilometro cuadrado.
La gran mayoría de los italianos viven en edificios o condominios y solo una minoría, que generalmente es la gente de mayores recursos económicos, se permite habitar en una casa independiente y cuenta con un patio personal o un garaje privado dentro la propiedad. Por este motivo y por que la cantidad de vehículos por grupo familiar es también alto, las calles están permanentemente ocupadas y resulta un verdadero desafío transitar y encontrar donde dejar el propio auto.
En tiempos de crisis, como los que se están atravesando en este momento, no solo en Italia, sino en el resto de Europa, donde se cierran muchas fabricas, se reduce personal y por distintos motivos, muchas personas pierden el empleo o ven reducidos sus ingresos, uno de los pocos sectores que demuestra no sufrir las consecuencias, es el de los administradores de condominios.
En Italia, según datos oficiales existen solo 320 mil administradores registrados, de los cuales 240 mil se ocupan de gestionar solo un condominio, que por lo general es aquel en el que viven. Solo el 23% de esta gente cuenta con un titulo universitario, el resto solo un diploma de escuela media y perciben en media una retribución de 70 euro/año por cada departamento que constituye el condominio. Si se considera que en media, cada edificio esta compuesto por unos 40 habitaciones, el ingreso anual es de 2800 euro.
Para poder ejercer como administrador de condominio, es necesario: tener un diploma de escuela media superior, no tener antecedentes judiciales y frecuentar un curso de formación que tiene una duración aproximada de entre 3 y 6 meses con solo dos clases semanales y cuesta en torno a los 600 euros, al que le seguirán, al menos 3 años de actualización periódica obligatoria.
Via: Il Sole 24 Ore