Siempre he pensado que hornear y dar forma a los valores de marca fuese una de las tareas más difíciles y que para asegurar su éxito, su concepción y crecimiento ha de ser impecable. No se perdona no ser original, ni tampoco incoherente, ni siquiera que el valor que atribuyamos a la marca no sea lo suficientemente agradable o atractivo para nuestros receptores.
Viendo una de las últimas acciones de ambient de Adidas en Santiago de Chile durante una maratón, queda patente que es un brillante trabajo en lo que a valor de marca se refiere. Puedo vender pasión y energía para unas zapatillas de deporte, pero ¿y si esa energía la cuantifico y la convierto en un recurso sostenible? Así hizo Adidas y con la energía de todas las personas que entraban y salían de una maratón, la convirtió en energía que alimentaría una batería que permitía enviar y proyectar mensajes de ánimo a los corredores en los últimos metros, cerca de la meta.
Excepcional reinvención de la imagen clásica de una marca. Lo tiene todo: sostenibilidad, tecnología, genuinidad, originalidad y eficiencia.