Sé que muchos no quieren verlo, que no se dan cuenta de a qué nos está llevando el proteccionismo excesivo de nuestros hijos, pero tendríamos que ser conscientes de que no solo no les hacemos ningún favor haciendo por ellos lo que tendrían que hacer por sí solos, sino que luego se pierden los valores, o mejor dicho, no llegan a conocerlos; no saben lo que es el esfuerzo ni les importa, no tienen ningún compromiso ni siquiera consigo mismos y el egoísmo y la exigencia de derechos raya el absurdo. Se me suele criticar cuando hablo de lo mal que lo estamos haciendo. Si hablo de que exageramos con el bullying se me acusa incluso de maltratador (hay gente a la que se le va la pinza y no lo sabe), si digo que una huelga de deberes no es un buen ejemplo para nuestros hijos y que va en contra de la necesaria autoridad de los maestros, también se me dice alguna que otra lindeza (las peores son de Facebook, en el blog la gente se comporta un poco mejor), o cuando hablo de sobreprotección infantil… Luego llega el momento en que nuestro hijo se convierte en adolescente, esa época que de por sí es bastante compleja por todo eso de los cambios hormonales, el inconformismo, las frustraciones y un largo etcétera, y pasa lo que pasa. Con nuestro proteccionismo desmesurado hemos acabado creando monstruos y agravando el comportamiento adolescente, y se producen situaciones que quizá no entendamos, pero son culpa nuestra.
Este es el perfil adolescente que hemos creado
¿Qué hacemos con esta adolescente?
Luego pasa lo que pasa, como el reciente caso de la «niña» de dieciséis años que ha provocado la detención de sus padres (por otra de esas mierdas de ley que tenemos) al llamar a la policía porque le habían prohibido salir de casa por estar castigada. Pero claro, esos derechos, ¡retención ilegal! Consecuencia: detención policial de ambos progenitores, con dos c…
Ha ocurrido en Baeza, Jaén. ¿Y ahora qué?
Ramón Cerdá