Una de las historias más valientes que me tocó leer, escuchar y escribir, apocada por el formato periodístico, claro. “Si dormía una hora, morían 30 personas”, cuenta Adolfo, que fabricaba pasaportes para huir de los nazis en una Francia ocupada.
Por Horacio Bilbao.Apenas balbucea el español pero se reivindica argentino. Durante la Segunda Guerra Mundial, en la Francia invadida por los nazis, salvó a miles de personas del Holocausto fabricando documentos. Y cuando terminó la guerra siguió abrazando causas justas, como le gusta decir. Tanto que durante 30 años vivió en la clandestinidad. Y aunque en los 70 decidió parar, no hubiera salido de su anonimato si su hija Sarah no desovillaba el pasado. En este otoño que parece verano en París, padre e hija recibieron a Clarín para retomar su historia, la de Adolfo Kaminsky, El falsificador, una biografía conmovedora que acaba de publicarse en la Argentina…
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