En estos últimos días pudo verse la ciudad de Buenos Aires empapelada con las nuevas publicidades de Aerolíneas Argentinas y también en televisión, donde utilizando textos inéditos de Antoine de Saint- Exupéry, reviven el ambiente que se experimenta dentro de un avión cada vez que se tiene la posibilidad de montarlos para desplazarse hacia diferentes destinos.
La secuencia gráfica que está publicitada es la siguiente:
Después de ver los afiches uno tiene la sensación de que también cuando se pensó la estrategia de la nueva gestión se pensó en el concepto de inclusión e igualdad de todos los argentinos. Fíjense que el segmento poblacional que refleja la gráfica es amplio, pues al parecer, Aerolíneas hoy está pensada para el ejecutivo, para el turista o la señora de clase media, para los jóvenes o estudiantes que buscan precios bajos e incluso para algún que otro miembro de la clase alta, identificado con un perrito caro. ¡Ah! y me olvidaba y también para los niños, incluso cuando la realidad indica todo lo contrario (ya que quienes hayan tenido la posibilidad de viajar con niños se habrán dado cuenta que, a menos que el viaje sea corto, no lo pasan bien en vuelos de larga duración).
La cuestión es que con todos estos personajes la empresa transmite la idea de igualdad y de que, a la hora de viajar y de recibir un servicio de calidad, no hay para los argentinos una opción mejor que la de Aerolíneas. Y ahí es donde las intenciones de la campaña no llegan a maquillar la realidad que le surge al viajero frecuente cuando debe adquirir un pasaje.
Sólo si se tiene en cuenta el precio de las tarifas, queda en claro que Aerolíneas es una opción a la que hay que huir por que sus precios son imposibles respecto de ofertas que ofrecen otras casi por el mismo servicio (Si quieren hacer la prueba, elijan cualquier destino europeo o de Asia y verán cómo el precio de los impuestos iguala al del pasaje, cosa que no sucede con el resto de las aerolíneas, y la pregunta parece de perogrullo pero ¿Si las demás pueden por que Aerolíneas no?).
En lo personal soy de la idea de que siempre habría que usar la aerolínea de bandera y no otra, puesto que gran parte de ella se sostiene en base a los impuestos que se pagan regularmente y por que no hay como viajar con pares y llegar a cualquier destino del mundo con la calidez de haberse sentido en casa, pero teniendo en cuenta el panorama actual, está más que claro que la mejor opción será la de adquirir el billete en cualquier otra aerolínea que - sin nombrarlas para que no vean en esto una intencionalidad comercial o publicitaria- ofrecen el mismo servicio a precios mucho menores, y dependiendo el caso, con una calidad superior, sobre todo en lo que a operatividad respecta.
Además, el otro punto flojo que aún hoy no han podido mejorar es el de la calidad del aspecto administrativo. La mayoría de las operaciones que se intentan consultar en la línea gratuita, en su mayoría, son atendidas por un call center que derivan la consulta a un mail que, o bien nunca responden, o bien vuelve rebotado a los pocos minutos de haber sido enviado, con lo cual la única opción que resta es la de dirigirse a las oficinas personalmente, del mismo modo que hace diez años atrás cuando la vida no estaba aún, tan informatizada.
Si no fuera por eso, viajar por Aerolíneas siempre debería ser un placer además de una opción indiscutible. Ojalá que sigan trabajando para lograr tarifas más convenientes y mejorar el servicio desde el momento en que se adquiere el billete hasta aquel en que se atraviesa la manga y finalmente despega. Mientras eso suceda, los buscadores de vuelos y la mayoría de operadores indican que las mejores ofertas parecen provenir desde afuera.
(Las imágenes que ilustran este posteo pertenecen a la actual campaña publicitaria de Aerolíneas Argentinas)